Crisis de seguridad en Ecuador: caos, violencia e incertidumbre


Ecuador experimentó otro día marcado por la turbulencia, la violencia y la incertidumbre, desencadenada por la toma de seis cárceles por parte de reclusos, quienes secuestraron a guías penitenciarios y desataron disturbios en el interior de los centros penitenciarios. Desde la madrugada del 8 de enero, las imágenes impactantes de agentes de seguridad sometidos en el suelo con armas en la cabeza, obligados a exigir la revocación de la decisión gubernamental de trasladar a presos, circularon a nivel internacional a través de videos grabados por los reclusos.

En la cárcel del Inca, al norte de Quito, los presos incendiaron colchones en un intento de fuga. Aunque uno logró escapar temporalmente, las autoridades lo recapturaron y restauraron el control en el centro penitenciario. Mientras tanto, en la cárcel de Turi, en Cuenca, los reclusos ocuparon los techos, algunos portando gorros con la imagen de un lobo, símbolo de la banda criminal Los Lobos. Este descontrol alcanzó tal magnitud que destruyeron las cámaras de seguridad del establecimiento, repitiéndose la escena en otras cuatro prisiones, donde cerca de un centenar de agentes penitenciarios permanecen secuestrados.

En respuesta a la creciente violencia, el presidente Daniel Noboa declaró un estado de excepción por grave conmoción interna con una duración de 60 días. Esta medida, aplicada en 20 ocasiones por su predecesor Guillermo Lasso, incluye un toque de queda entre las 23:00 y las 05:00, así como la designación de zonas de seguridad alrededor de las cárceles para permitir la intervención militar y operativos de control.

El caos en las prisiones se ha extendido a las calles, especialmente en Esmeraldas, donde se registraron tres ataques con explosivos en diferentes ciudades. Estos actos terroristas, que incluyen la detonación de coches bomba e incineración de vehículos, se han multiplicado, generando un clima de inseguridad. La fuga del criminal más peligroso de Ecuador, José Adolfo Macías, alias Fito, de la cárcel Regional de Guayaquil, junto con cuatro personas de su círculo, ha elevado la tensión.


Las bandas criminales han declarado abiertamente la guerra al Estado, perpetrando actos que pueden ser calificados como terroristas. La noche del lunes y la madrugada del martes, cuatro policías fueron secuestrados y casi un centenar de agentes penitenciarios permanecen bajo control de los reclusos, enviando un mensaje claro al nuevo presidente. Atentados con explosivos, incineración de vehículos y secuestros se han registrado en diversas ciudades, generando un clima de temor.

Mientras tanto, la fuga de alias Fito ha desencadenado una serie de actos vandálicos, incluyendo la fuga de 39 reos en Riobamba, y un mensaje amenazador desde la cárcel de Turi, controlada por Los Lobos, dirigido al presidente Noboa. Las autoridades han formulado cargos contra funcionarios penitenciarios por su presunta implicación en la fuga.

En medio de la crisis, la población ecuatoriana vive días de incertidumbre, mientras las autoridades buscan contener la escalada de violencia que ha desatado una guerra declarada por las bandas criminales.

Unite al canal de La Tribuna en Whatsapp