HABÍA UNA VEZ (VIII), Los Rebeldes Paraguayos, cada domingo por Radio Paraguay

Por Óscar Martínez Pérez

PAPI, RICKI, RUBIQUIN y PAPUCHO… ¡LOS REBELDES! Anunciaba el animador de turno, puntualmente a las 13 horas de cada domingo en Radio Paraguay. Este género musical -el Rock- aparece en los Estados Unidos al término de la Segunda Guerra Mundial, de las voces de americanos afro descendientes llegando a su consolidación con Bill Halley (el del rulito sobre la frente) Y SUS COMETAS y ELVIS PRESLEY
que envuelve a toda una generación para permanecer definitivamente en el alma de los rockeros, a mediados de la década del cincuenta.


En la misma época aparece en la Argentina con algunos intérpretes muy renombrados como Eddie Pequenino que conforma una de las primeras bandas de rock en ese país que siempre estaba a la vanguardia de lo que se tocaba en los grandes mercados de la música. Después vendrán Lito Nebbia y los Gatos, SUI GENERIS, ALMENDRA, SANDRO Y LOS DE FUEGO, y tantos otros que supieron presentarse aquí en nuestro país que siempre fue un mercado cercano a la música del Rio de la Plata, hasta que aparecieron los grupos nacionales de gran creatividad y calidad musical. Pero esa especie de subordinación a la producción rioplatense, disminuyó notablemente cuando nuestros grupos musicales se pertrecharon de instrumentos musicales del primer mundo, pero especialmente cuando los sellos de
grabación empezaron a producir nuestra música rock y pop.

Unite al canal de La Tribuna en Whatsapp


Los REBELDES fueron, probablemente, el primer grupo de rock nacional surgido en los 60. Cuando el rock era todavía patrimonio de los grupos anglófonos como LED ZEPPELIN, THE DORS, THE WHO, JIMI HENDRIX, y por supuesto LOS ROLING STONES y los BEATLES. Con variados matices eran algunos más underground que otros, pero todos se caracterizaban por desafiar el orden establecido en lo que a
cultura musical se refiere que sintetizaba el sentir de una juventud que irrumpía briosa en ese mundo de la denominada “guerra fría”, donde las potencias mundiales se empeñaron en repartirse el mundo en dos polos de distinto signo ideológico.


En nuestro país, los REBELDES fueron los precursores de este nuevo género musical. El público para ese tipo de música –tocaban ese rock “pesado” y para más en castellano- era selecto. Poseían aquello que tienen los grandes artistas, lo que se llama “ángel”, esa especie atractivo especial indefinible, inexplicable, salvo por su extraordinario talento y vocación hacia la música. Para más, corría de boca en boca entre los músicos que habían construido sus propios instrumentos. Tenían una batería hermosa de una gran sonoridad, con medidas no usuales pero que lucía en el escenario como la mejor importada, fabricada por su baterista, Papucho (Juan Ángel Rios). Con posterioridad se unieron RAMON NUÑEZ en teclados y MANOLO RIOS en percusión.

Los hermanos Ríos eran rockeros de estirpe. Desde el pelo largo hasta la botamanga del pantalón oxford. Pero no eran tiempos para lucirlos desembozadamente; y antes que tener que resignar la melena en un “coifeur de seccional” como diría Miguel Cantilo en su inolvidable “ YO VIVO EN ESTA CIUDAD”, decidieron buscar nuevos escenarios y probaron en Argentina y posteriormente en el Brasil, donde sentaron plaza con singular éxito por un tiempo. el vinilo recogió algunos temas como “Me quedo en silencio”, “Estoy soñando” “Oye” , “Triste partida” que formaban parte de su repertorio muy apreciado por su público que cada noche los seguía en pubs y lugares nocturnos de Asunción, donde actuaban.

A su regreso, siguieron actuando y deleitando a sus seguidores hasta 1987 en que por última vez, actuaron en el Club Rubio Ñu, según los memoriosos que registraron aquel año como la culminación de un ciclo importante del Rock nacional. Después vinieron otros rockeros que dieron satisfacción a sus seguidores desde los escenarios y auditorios de toda la república, pero la senda fue abierta por LOS REBELDES que marcaron una época en el rock nacional. Este género musical confiere a sus intérpretes y fanáticos una pasión que no se agota en lo crematístico, sino todo lo contrario; lo disfrutan hasta el paroxismo y los convierten en fanáticos que asumen una especie de irracionalidad cercana al frenesí y un estímulo muy particular, cercano al delirio. LOS REBELDES iniciaron el camino y alumbraron el sendero de los músicos rockeros que vinieron después.