No voy en tren, voy en camión

Andrés Colmán Gutiérrez

La principal amenaza que podía llegar a empañar el brillo de los XII Juegos Odesur Asu 2022 era la anunciada movilización del gremio de los camioneros, que planteaba sitiar la capital con sus enormes vehículos durante la inauguración de la competencia deportiva, para exigir que el Gobierno baje el precio de los combustibles, pero el presidente de la República, Marito Abdo Benítez, salió a desafiarlos y a asegurarles que, si insistían en su propósito de armar quilombo, “se encontrarán con el presidente”.

Cualquiera diría que la bravuconada del jefe de Estado tuvo efecto, porque, dos días antes de que se cumpla el plazo para la posible confrontación, el dirigente de los camioneros, Darío Toñanez, avisó que desistían de manifestarse, para dar “una tregua” al Gobierno, permitiendo que la gente pueda participar de los juegos con tranquilidad.

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¿Tanto miedo le tienen acaso los camioneros a Marito, como para bajar el hacha de guerra ante la posibilidad de “encontrarse” con él, o simplemente se han visto sorpresivamente afectados por una fiebre de racionalidad, que les hizo ver que no conviene aguar la fiesta que moviliza las esperanzas de una mayoría ciudadana?

Ambas hipótesis resultan difíciles de creer. Ni el presidente se encuentra en su mejor momento como para provocar miedo a un sector tan combativo como el de los camioneros ni los trabajadores del volante se han caracterizado en sus últimas movilizaciones por ser precisamente racionales, pero está visto que los juegos de Odesur tienen el poder de producir cambios que en circunstancias normales serían difíciles de creer. Vean nomás al intendente municipal de Asunción haciendo limpiar y arreglar las devastadas plazas céntricas de la ciudad. 

Para quienes tenga dudas de que la sorpresiva postergación de las manifestaciones de los camioneros por todo el tiempo en que duren los juegos de Odesur, va en serio, otro de los dirigentes del sector, Darío Duarte, lo explicó muy bien: “Esto es una tregua, queremos respetar este evento y ayudar al sector económico, que está muy golpeado. Decidimos levantar esta medida temporalmente, pero cuando terminen los juegos estaremos nuevamente”.

Es decir, la relativa tranquilidad que podamos tener en estos días para transitar por las principales rutas de país y sobre todo para entrar y salir de Asunción, se lo debemos también a los organizadores de estos juegos. ¡Gracias, Odesur, por los favores recibidos! El problema surgirá cuando los juegos lleguen a su fin y la guerra camioneros-gobierno se restablezca. ¿No habría posibilidad de salir a manifestarnos para que los juegos de Odesur se extiendan por lo menos hasta fin de año?

Lo que cuestan la nafta y el gasoil

“Ya rodé por mi país entero

como todo camionero

tuve lluvia y cerrazón

cuando llueve, el limpiador desliza

va y viene el parabrisas

late igual mi corazón”

Así entona “el rey” Roberto Carlos una de sus canciones emblemáticas de amor, convertida en himno por los choferes del transporte en carreteras.

Desde hace meses, sin embargo, más que una canción romántica, la que entonan los reyes del asfalto en un tema de rock pesado que ha hecho ver estrellas al Gobierno y ha hecho sufrir a gran parte de la población, con los continuos cierres de ruta y los bloqueos para entrar y salir de la capital.

Los camioneros protestan porque el costo de los combustibles, que han subido mucho de precio como presunto efecto de la lejana guerra entre Rusia y Ucrania, se mantienen muy altos, aunque a nivel internacional el costo del petróleo ha vuelto a bajar considerablemente, pero el Gobierno insiste en que localmente no pueden bajar todavía, debido a que la estatal Petróleos Paraguayos (Petropar) ha comprado las partidas de reserva a un precio elevado.

El argumento resulta difícil de entender cuando, en los países vecinos, como el Brasil y la Argentina, los precios de las naftas y de los diferentes tipos de gasoil son ya mucho más bajos, provocando un masivo éxodo de camioneros y automovilistas a cargar en las estaciones de servicio de las ciudades de frontera y estimulando un intenso y peligroso tráfico de combustibles de contrabando.

Esta guerra entre los camioneros y el Gobierno ya ha explotado además en su lado más político, ante la anunciada renuncia del presidente de Petropar, Denis Lichi, luego de que el Congreso le negó mayores fondos para poder subsidiar la baja de combustibles y las empresas privadas distribuidoras de combustible le iniciaron una demanda judicial por lesión de confianza. El Gobierno deberá buscar ahora otra figura que pueda lidiar con mayor habilidad ante las demandas de los camioneros.

¿De qué manera afecta también la guerra de los combustibles a los juegos de Odesur? Principalmente a que muchas delegaciones de visitantes que llegan en sus vehículos propios desde Brasil y Argentina se encuentran que, en Paraguay, los costos de las naftas y los tipos de gasoil que deben cargar en las estaciones locales, es marcadamente más elevado que en sus respectivos países. Es una situación que no les resulta para nada agradable.

Solo falta que, frente a la desactivación de la marcha de los camioneros, tengamos en estos días una movilización de turistas y atletas extranjeros, reclamándole a Marito que bajen los precios de los combustibles. ¿Se encontrarían también con el presidente amenazándoles y acusándoles de querer empañar una gran fiesta deportiva?

La solución sería, como se hace en algunas como Ciudad del Este, Encarnación, Salto del Guairá o Pedro Juan Caballero, habilitar surtidores kañy en los barrios marginales, en donde los traficantes ofrecen combustibles brasileños o argentinos a precios mucho más reducidos.

Así, todos contentos, seguiríamos vibrando con los juegos Odesur.

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Andrés Colmán Gutiérrez es director periodístico de elotropaís.org – Estas crónicas forman parte de un proyecto colaborativo especial para latribuna.com.py