Si la idea es rendición de cuentas, entonces nuevo FGE debe darse luego de las internas

La sociedad civil tiene en sus manos apuntalar el futuro de Paraguay a partir del 2023. Lo pasado ya no puede modificar. Será bueno entonces aprender de los norteamericanos que trabajan con tiempo proyectando lo que quieren obtener en el devenir y lo hacen dentro de una agenda para beneficio de la gente. En ese sentido, no es una cuestión política, sino ciudadana que el gobierno que salga rinda cuentas de sus gestiones. Entonces, la sociedad civil debe movilizarse para que el nuevo el fiscal general de Estado no tenga relación ni pizca de complicidad con Abdo Benítez.


Es que el fiscal no representa al Ejecutivo. Ni al Congreso. Ni al Consejo de la Magistratura, encargada de hacer la terna. Es la representación social de la sociedad civil. Ante eso, las organizaciones ciudadanas deben converger para dar a la gente lo que es de la gente. El resto es cuento partidario y de grupos de poder. Resulta crucial el buen nacimiento del nuevo fiscal general de Estado, por lo que la nueva cabeza del Ministerio Público debe ser elegido luego de las internas coloradas.


Una pregunta que pedimos sea acompañada con una seria reflexión es: ¿Qué pasará si los mismos colorados deciden la derrota de Marito en su pugna por la Junta de Gobierno?. De manera sencilla, la respuesta puede ser que le castigaron por su gestión. ¿O no?. La siguiente es, si el sector de un mismo grupo partidario le penaliza, ¿cómo se puede negar a la gran ciudadanía diversa que el presidente saliente sea sometido a rendición de cuentas?. ¿Cómo le hará una evaluación independiente un fiscal general de su entorno, que fue invitado, presionado o ilusionado que estaría en la terna?.

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Esos interrogantes citados pueden tener mayor argumento en una respuesta única cuando es, fehaciente y de público conocimiento, que el propio Abdo Benítez es el principal operador para que salga el fiscal a su gusto antes de las interna. ¿O no es así?. La sociedad civil tiene sobre sus espaldas una alta responsabilidad. Acá ya no caben los seminarios, talles o lobby con la prensa para instalar una opinión o posición con el mero objetivo de mostrar que hizo algo. Tampoco sirve las posiciones intermedias. Hasta llama la atención el silencio sobre la rendición de cuentas presidencial.


Si hay coincidencia que el nuevo fiscal es competencia de la ciudadanía, entonces cabe observar qué grado de acción, intención y movilización tiene la sociedad civil para pelear por la gente por lo que corresponde a la gente. O sólo harán amagos de presunto interés con reuniones distantes buscando alguna publicación en la prensa para justificar los millonarios aportes que vienen del exterior. Seamos claros y severos, unos con otros, sólo así es posible sacar al Paraguay hacia un mejor estadio luego del 2023. De lo contrario, todo es una cuestión declarativa, que no sirve de mucho.

Muchas de esas organizaciones civiles trabajan, para más, con aporte de los Estados Unidos. En ese sentido recordamos que el enviado del presidente Joe Bide, el coordinador Anticorrupción de EE.UU., Richard Nephew, dejó en claro que la rendición de cuentas es parte de una política global de su país. Eso significa, de cara al devenir, que sí o sí debe darse una evaluación a la administración del gobierno actual y que las organizaciones civiles tienen la obligación del monitoreo y control para que el nuevo fiscal general sea prescindente del poder de turno, y autónomo e independiente de los grupos exógenos. Al final, es la razón de ser de la entidades ciudadanas organizadas, y así (también ellas) salir de lo mismo siempre.

Lo concreto es que sí la ciudadanía quiere que haya rendición de cuentas sobre la gestión 2018/2023, entonces el nuevo Fiscal General de Estado debe darse luego de las internas coloradas. Todo lo demás, es puro bla bla bla para distraer o jugar a favor de las pretensiones presidenciales.