El liberal Javier Milei ganó las elecciones este domingo por más de diez puntos de diferencia al peronista Sergio Massa, quien reconoció su derrota antes de que el Consejo Electoral diera a conocer los resultados oficiales.
Sin lugar a dudas un triunfo contundente, implacable e incuestionable. Todavía queda mucha tela por cortar en cuanto al análisis, pero a priori podemos inferir en que se cumplieron a rajatabla las matemáticas y el número de argentinos y argentinas que en la primera vuelta dijeron no al oficialismo.
Los votos de Patricia Bullrich fueron transferidos de manera casi exacta al libertario, quien además ganó de manera arrasadora en provincias clave como Córdoba y Santa Fe, aparte de un resonante triunfo en la capital federal y un dato no menor: Estuvo cabeza a cabeza con Sergio Massa en la provincia de Buenos Aires, donde fue reelecto el kirchnerista Axel Kicillof e histórico bastión electoral de un peronismo, que a partir de esta debacle va a tener que replantearse absolutamente todo.
Habrá que aguardar hasta el 10 de diciembre para saber si Javier Milei implementará efectivamente sus principales promesas de campaña como dolarizar la economía, cerrar el Banco Central, achicar el Estado y pasar la «motosierra» al modelo clientelar del peronismo que moldeó a una considerable parte de la población argentina a través de los planes sociales.
Lo cierto es que esta elección será una bisagra no solo en la Argentina, sino en la región misma. Hay que recordar que por lo general cuando los grandes Brasil y Argentina giran a la derecha, el giro suele ser contagioso.
