Argentina avanza en su guiño a China en el tema Hidrovia y Brasil acordó con Pekin buscar compensaciones para poder negociar en monedas locales sin tener que acudir al dólar. Mientras los socios del Mercosur juegan unilateralmente, Paraguay con Marito da la sensación de buen vínculo con Estados Unidos, aunque no se sabe la conveniencia para el país.
A su cercanía con China, Argentina se toma el gusto de aplicar un cobro unilateral a los productores nacionales que trasladan sus bienes por ríos que comprende la Hidrovia. En tanto, Brasil justifica dejar de lado el dólar en su negocio con Pekin diciendo que reducirá el costo de las transacciones entre ambos países.
Por el lado nacional, es larga la lista de altas autoridades de EE.UU que llegan al Paraguay y tiene buena promoción las visitas que hace Marito a la poderosa nación del Norte. Sin embargo, además de las fotos, no son claras las negociaciones que se hacen en nombre del pueblo paraguayo, y cuyo interlocutor principal es hoy el que funge de Presidente.
Lo que hace Argentina y Brasil son una más del manoseo constante e histórico que siempre hicieron al Mercado Común del Sur. Dentro del nuevo tablero, Shanghai se muestra cómodo con el Gobierno Kirchnerista que preside Fernández, y ya habla del viaje de Lula da Silva al país asiático, para que avance la idea de la moneda bilateral.
La prensa argentina publica, unos aprobando y otros criticando, el vínculo con China. Casi todo se hace ante los ojos de la opinión pública, al menos así se disimula. Hasta la cerrada sociedad de Pekin informa las transacciones en yuanes y reales. En tanto, en Paraguay, la prensa no tiene claridad de la base en esa cercanía relación entre Estados Unidos y el Marito, quien viene y va negociando a nombre de la República.
Ya lo afirmamos hace un tiempo atrás: La disputa y presencia de China y Estados Unidos en la región es una oportunidad para el Paraguay. Empero, bajo la gestión de Marito, solo se dan a conocer las fotos y apretones de manos entre visitantes y anfitriones. Lo ideal es concretar y detallar qué beneficios hay para el país. Es el momento de una contrapartida importante. Pues el interés real de EE.UU, definitivamente, no es la corrupción local, que poco o nada les interesa.
