Patriotismo y transparencia

El espíritu inicial de la construcción de la represa hidroeléctrica Binacional Itaipú, fue proveer energía renovable y barata al Paraguay y al Brasil. La obra colosal de ingeniería demandó un alto costo en cuanto a financiamiento y pérdida de territorios a ambos países.

A partir del año 2009, con una pequeña sobrecarga en el precio de la energía de U$S 0,60, se generó un lucro de unos US$ 100 millones para la entidad que, para su justificación los jefes de gobierno inventaron los gastos sociales. En nuestro país se utilizaron esos fondos para intereses de los políticos, administradores de turno de la entidad.

Así se fueron bastardeando los objetivos iniciales de Itaipú y terminó financiando, clubes de fútbol, elección de mises y festivales, en nuestro país. Brasil, en cambio, que tiene objetivos más claros y definidos, planteó la construcción de dos puentes, entre Puerto Murtinho y Carmelo Peralta y Foz de Yguazú-Pte. Franco.

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Nadie puede objetar los beneficios de nuevas vías de comunicación entre países, pero este tipo de obras no están en los objetivos iniciales de la hidroeléctrica.

Durante la asunción del nuevo director brasileño de Itaipu, el presidente de Brasil, Luiz Inácio “Lula” Da Silva, bajó la línea política para la administración de la Itaipú Binacional, señalando que la hidroeléctrica no sólo debe producir y vender electricidad “sino también debe contribuir al desarrollo de la sociedad”.

La producción y venta de energía en sí ya contribuye al desarrollo de la sociedad y contribuirá enormemente si dicha energía es accesible, tanto para brasileños y paraguayos.

Itaipú ahora saldó todos sus compromisos financieros y se encuentra en puerta la renegociación del Anexo C, que establece las bases financieras y las de prestación de servicios de la hidroeléctrica. Con el pago de la deuda, lo que corresponde es que los consumidores paguen una energía más barata, porque se deja de pagar la deuda.

Sin embargo, las declaraciones de Lula evidencian, lo que La Tribuna, viene advirtiendo desde hace tiempo, que el objetivo de Brasil es seguir cargando a espalda de los usuarios brasileños y paraguayos el financiamiento de obras de infraestructura, que deberá cargarse ahora al costo de funcionamiento de la hidroeléctrica.

Naturalmente, la culpa de que Brasil se haya llevado la mejor parte de la torta en Itaipú no es responsabilidad de nuestra contraparte. En una negociación es natural que los estados procuren sacar el mayor beneficio. Nuestro problema siempre fue la actitud mendicante de nuestros políticos y sobre todo la falta de patriotismo para defender los intereses nacionales en la mesa de negociación.
En estos momentos, a puertas de la renegociación del Tratado, todos los análisis sobre los intereses paraguayos en Itaipú provinieron de la prensa y de sectores de la sociedad civil. La clase política hasta el momento no tiene propuestas claras ni transparentes sobre las bases para las negociaciones con Brasil.

Es hora de que en este tema de Itaipú, el Paraguay deje de esperar limosnas y gratificaciones y de conformarse con migajas. La responsabilidad de las autoridades que asuman el poder en agosto, quienes tendrán a su cargo las negociaciones, será actuar con patriotismo y transparencia, dos cualidades que lamentablemente nunca demostró la clase política paraguaya en el tema Itaipú.