La Fiscalía dócil que pretende Abdo, contradice rendición de cuentas que prioriza Biden

Suma y siguen los nombres provenientes del sector oficialista como posibles titulares del Ministerio Público. La instalación pública de varios candidatos cercanos a Abdo Benítez, según se comenta en la esfera política y entre los profesionales abogados, apunta efectivamente a asegurar la designación de uno de ellos o desalentar la postulación de profesionales independientes. Ambos casos atenta contra la rendición de cuentas creíble, que es la prioridad hoy de la administración de Joe Biden, cuyo emisario experto en rendición de cuentas está llegando a Asunción.


El plan gubernamental de colocar en la Fiscalía General del Estado a un cercano a Abdo Benítez hará difícil un balance objetivo sobre la gestión presidencial, luego del 2023. E iría de contramano con una de las especialidades de Richard Nephew , experto de Estados Unidos en la lucha contra la corrupción y experto en rendición de cuentas, cuya visita fue confirmada por la Embajada de los Estados Unidos en nuestro país.


La administración de Biden tiene como prioridad la rendición de cuentas global. Su gobierno ya definió la corrupción como cobijo de traficantes, criminales y terroristas. Debe tenerse en cuenta que cuando se habla de rendición de cuentas, la cuestión no sólo pasa por el manejo del dinero público, sino por todo lo que conlleva el ejercicio del poder, en todas sus áreas.

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La campaña para que un cercano del Palacio de Gobierno sea el nuevo fiscal general del Estado es admitida por senadores y hasta miembros del Consejo de la Magistratura, encargado de hacer la terna. Algunos rasgos de los amigos del Presidente de la República que buscan ser fiscal general del Estado son:

  1. Carlos Arregui. En su tiempo de fiscal hizo menos de lo que actualmente crítica. Llegó cerca del Palacio de Gobierno de la mano de la senadora Masi. Como titular de Seprelad fue denunciado por filtrar datos privados, hecho que Gafilat cuestionó en su informe. El pasado fin de semana tuvo sendas notas en los grandes holding de prensa.
  2. Mónica Seifart. Desde el primer día estuvo en el Palacio de Gobierno con Abdo Benítez. Le cuidaba la parte jurídica. Luego fue designada representante del Ejecutivo en el Consejo de la Magistratura. Renunció de dicho cuerpo colegiado con la intención de ser parte de la terna para FGE. Admitió que le interesa el cargo.
  3. Cecilia Pérez. Ex ministra de Justicia de Abdo. Renunció al cargo tras varias fugas y amotinamiento en las sedes penitenciarias. Hoy es asesora de la Presidencia de la República. Cada tanto aparece como una de las portavoces de la gestión presidencial.
  4. René Fernández. Fue agente fiscal del Ministerio Público. Tuvo una pésima gestión como titular de la Secretaría Nacional Anticorrupción que depende del mismo Gobierno. Hoy está en la Secretaría Antidrogas en reemplazo de Arnoldo Guzzio.
  5. Federico González. Actual ministro del Interior. Aunque es un nombre más de Cancillería, con el actual jefe de Gobierno recorrió ya varias cargos de relevancia que no tienen nada que ver con su historia profesional.
  6. Oscar Orue. Actualmente titular de la Dirección de Tributación. Admitió por los medios de prensa su objetivo de llegar a ejercer el liderazgo en el Ministerio Público.
  7. – Arnaldo Guzzio. Hoy en día está más con perfil bajo tras algunos casos que le salpicaron por presuntos vínculos con narcos. Fue agente fiscal y más de uno le alienta a presentarse con la promesa que estará en la terna.
  8. Guillermo Duarte Cacavelos. Es un abogado que defiende a un número importante de personas con imputaciones y habiendo entre ellas gente cercana al poder político. Tiene buena conexión con la senadora del PDP, Masi.

La pregunta que posiblemente cabe, razonablemente, es por qué hay tantos candidatos relacionados con el Ejecutivo. En el ambiente político, y más entre abogados, una idea que corre es que la colocación de varios nombres en el escenario público busca también desalentar que profesionales independientes se puedan presentar ante la sensación que se busca instalar con eso que ya «todo está cocinado». Aunque el ideal de Abdo Benítez es tener su propio FGE.