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viernes, 1 de noviembre de 2024
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El Papa Francisco destaca el valor del placer sexual como «don de Dios» y alerta sobre los peligros de la lujuria



En su catequesis durante la audiencia general de este miércoles, el Papa Francisco abordó el tema del placer sexual, destacando su naturaleza como «un don de Dios». El Sumo Pontífice afirmó que, en el cristianismo, no se condena el instinto sexual y mencionó el «Cantar de los Cantares» como un ejemplo de poema de amor entre dos novios en la Biblia.

No obstante, el Papa advirtió sobre los peligros que rodean esta dimensión, señalando que el enamoramiento, si no está contaminado por el vicio, es uno de los sentimientos más puros. Destacó la generosidad y la proyección hacia el otro que caracterizan a una persona enamorada.

El Papa Francisco alertó sobre el peligro de la lujuria, calificándola como un vicio particularmente odioso que puede devastar las relaciones entre las personas. Hizo hincapié en la importancia de la castidad como una virtud que no debe confundirse con la abstinencia sexual, sino con la voluntad de no poseer al otro. Amar, según sus palabras, implica respetar al otro, buscar su felicidad y cultivar la empatía por sus sentimientos.

En sus declaraciones, el Pontífice destacó que la lujuria se burla de estos valores, convirtiendo las relaciones en tóxicas, carentes de respeto y posesivas. Además, alertó sobre la rapidez con la que este vicio consume y juzga aburrido el cortejo.

Francisco también abordó una segunda razón para evitar la lujuria que afecta a la sexualidad. Subrayó que el sexo implica todos los sentidos y habita tanto en el cuerpo como en la psique. Sin disciplina y paciencia, sin inscribirse en una relación y una historia, puede convertirse en una cadena que priva al ser humano de libertad. El Papa advirtió que el placer sexual, siendo un don de Dios, se ve socavado por la pornografía, generando formas de adicción.

El líder de la Iglesia Católica animó a combatir la lujuria y la cosificación de las personas, destacando la importancia de preservar la belleza que se experimenta al construir juntos una historia. Enfatizó que cultivar la ternura es preferible a doblegarse ante el demonio de la posesión, ya que el verdadero amor se da y sirve, y sin amor, la vida se convierte en triste soledad.