Paraguay enfrenta un desafío urgente: transformar su gasto público en una herramienta de desarrollo. Con un 60% del presupuesto consumido por gastos corrientes, se vuelve clave racionalizar recursos, eliminar ineficiencias y priorizar inversiones productivas. Este análisis propone reformas concretas inspiradas en modelos exitosos de la región, con foco en eficiencia, transparencia y libertad económica.
Paraguay puede maximizar sus recursos con un gasto público eficiente, priorizando la libertad económica y la efectividad. A continuación, una propuesta técnica para racionalizar el gasto, enfocada en datos y procesos, con énfasis en privatizaciones y referencias a reformas útiles.
La reducción del gasto corriente que consume una porción significativa del presupuesto, aproximadamente 60% del total en 2023, y en igual tendencia a fin del año pasado nos obliga a revisar y eliminar posiciones redundantes mediante un análisis funcional, priorizando resultados medibles.
Las compras públicas deberíamos inspirarnos en el modelo chileno, para garantizar trazabilidad y reducir costos por sobreprecios que se traduce en la digitalización integral automatizando los trámites administrativos para minimizar costos operativos y riesgos de permeabilidad.
La Priorización estratégica en el presupuesto nacional debe centrarse en áreas de alto impacto es decir en la infraestructura productiva, la invertir en carreteras y puertos para reducir costos logísticos, esenciales para el sector agroexportador gran generador de riqueza y divisas y redefinir el rol de mercado.
Sin asustarnos por entender que las privatizaciones de empresas públicas como Copaco, que registra ineficiencias y pérdidas recurrentes, deberían ser desafectadas del presupuesto nacional y armar una privatización selectiva, concesionando o vendiendo activos no esenciales, y lógicamente establecer marcos regulatorios claros para garantizar competencia y proteger consumidores.
Una herramienta ya conocida son las Alianzas público-privadas (APP), extremar este tipo de opción para financiar infraestructura con capital privado y la drástica reducción regulatoria simplificar trámites para concesionar.
No podemos negar para este cambio la transparencia y rendición de cuentas es una piedra angular. La confianza ciudadana es clave para legitimar las reformas lo que obligaría a contar con un portal de gasto en tiempo real, la publicación datos presupuestales accesibles, donde la transparencia fiscal va a ser un pilar y para ello el fortalecimiento institucional tan necesario que va a dotar a la Contraloría de recursos y autonomía para sancionar irregularidades.
La lucha contra la evasión y la formalización económica es crucial para fortalecer las finanzas públicas de Paraguay, donde la recaudación tributaria, apenas el 13% del PIB, está muy por debajo de países como Uruguay (27.1%).
Para combatir la evasión, Paraguay debe modernizar su administración tributaria con facturación electrónica obligatoria, como en Chile, y acuerdos internacionales de intercambio de información, al estilo uruguayo, para fiscalizar grandes contribuyentes.
La formalización puede incentivarse con exenciones temporales de IRP o IVA para PYMES que se registren, junto con capacitación en gestión empresarial, siguiendo el modelo uruguayo.
Para adoptar un sistema de Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), deberíamos reformar su fragmentado sistema de cajas jubilatorias (ocho públicas y seis privadas no reguladas, cubriendo solo el 23% de la población activa).
Esto implica establecer un sistema de capitalización individual obligatorio, donde los trabajadores aporten a cuentas personales gestionadas por entidades privadas, reguladas por una Superintendencia de Pensiones, como en Chile.
La transición requiere: 1) fusionar o privatizar cajas ineficientes (e.g., Copaco, ANDE); 2) garantizar sostenibilidad actuarial mediante simulaciones de largo plazo; 3) implementar un pilar solidario para sectores vulnerables, como en la reforma chilena de 2008; y 4) educar financieramente a la población para aumentar la adhesión.
La creación de una Superintendencia, propuesta por el FMI, es esencial para supervisar fondos, mitigar riesgos y diversificar inversiones, fortaleciendo el mercado de capitales. Este modelo, inspirado en Chile, donde las AFP gestionan US$200.000 millones, debe adaptarse a la alta informalidad paraguaya (70% de la fuerza laboral) con incentivos a la afiliación y aportes progresivo.
Para finalizar optimizar el gasto público en Paraguay requiere un enfoque técnico que se basa en recortar ineficiencias, privatizar selectivamente, priorizar inversiones productivas y adoptar transparencia inspirándose en las reformas de países vecinos como Uruguay y Chile, la progresividad tributaria y la lucha contra la evasión, pueden guiar el camino.
Con estas medidas, Paraguay puede transformar su gasto público en un motor de prosperidad, libertad y competitividad regional.
No en vano el dicho popular centroamericano muy frecuente dice: «El que gasta bien, siempre tiene».