Al crimen transnacional se combate con coordinada ayuda internacional

Cualquier esfuerzo que se haga para controlar el tráfico ilegal en la Triple Frontera, que afecta la sana economía regional, merece apoyo. Más aún cuando se sabe que detrás de la criminalidad viene mucho dolor y luto ante la presunción incluso de posibles acciones terroristas.

La frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay requiere de una observación constante. Eso debe ser así ante la amenaza latente de la delincuencia transnacional, que sabe hacer uso de los límites abiertos fronterizos, que ayudan al rápido tráfico, de todo tipo, de un país a otro.

Por ello, merece destaque el apoyo del gobierno de los Estados Unidos para fortalecer las redes de lucha y proteger la zona, siempre a merced de actividades delictivas. El peligro siempre estará vigente, pues los jefes del crimen organizado saben en que momento actuar. La flexibilidad de la seguridad es un convite al actuar de los marginales.

Por eso, siempre será mejor prevenir que curar en la defensa de la tres de las ciudades fronterizas: Ciudad del Este (Paraguay), Foz do Iguacu (Brasil) y Puerto Iguazú (Argentina). En ese territorio abierto, además, hay una economía encubierta con raíces nunca bien claras.

Un ideal de trabajo es el mancomunado entre los gobiernos partes. Es la manera correcta para mejorar la prevención. Además se debe implementar mecanismos ágiles de comunicación y la apertura para el auxilio internacional como el que busca brindar los Estados Unidos.

Una mayor coordinación entre los principales actores de prevención de los tres países y la ayuda externa son pilares para frenar todo intento de control parte de la criminalidad trasnacional. El crimen organizado internacional, definitivamente, se combate con la alianza internacional. Es la receta para la Triple Frontera.