Falta de postura clara sobre el tema Itaipú de la administración de Abdo Benítez terminará perjudicando una vez más al Paraguay

El 13 de agosto de 2023 se cumplen 50 años de la entrada en vigor del Tratado de Itaipú. La fecha también coincide con la amortización de la deuda y la posibilidad de la revisión del Anexo C del Tratado, que establece condiciones absolutamente desfavorables para el Paraguay, como socio condómino de la hidroeléctrica.

En efecto el Anexo C establece las bases financieras y de prestación de los servicios de electricidad de la binacional y determina las condiciones de contratación de potencia y cesión de energía. Como se vino explicando en artículos anteriores, Paraguay no puede disponer de la totalidad de la energía que le corresponde y por lo tanto entrega ese excedente al Brasil, a cambio de migajas.

De esta forma, desde la puesta en operatividad de la represa, Brasil ha desarrollado su industria a expensas de la energía que corresponde a Paraguay.

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El pasado miércoles, la Comisión Permanente del Congreso convocó al canciller Julio César Arriola, al presidente de la Ande, Félix Sosa y al director paraguayo de Itaipú, Manuel Cáceres, para conocer los avances en materia de la renegociación. La reunión puso en evidencia que el gobierno de Mario Abdo Benítez, no hizo ningún avance para negociar con Brasil.

Arriola mencionó que solicitó al canciller del nuevo gobierno de Inacio Lula Da Silva, una reunión para establecer una hoja de ruta para la negociación. Es lo único concreto que tiene en estos momentos el gobierno; una solicitud para una reunión.

La administración de Mario Abdo Benítez nunca presentó a la sociedad una propuesta clara de los objetivos que serán negociados con Brasil referente a Itaipú. Los debates y análisis en cuanto a la renegociación en todo este tiempo fueron propiciados por organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación.

El temor instalado es que se continúe con las mismas actitudes entreguistas y que los mayores beneficios de la binacional sigan yendo para Brasil, mientras se posterga el desarrollo del Paraguay.

Las actitudes de los representantes del gobierno demuestran la existencia de una agenda oculta, para seguir negociando bajo la mesa (como se hizo durante estos 50 años) para mantener el status quo.

Es decir, el control extranjero sobre la energía paraguaya, el endeudamiento de la entidad y el manejo privado de la energía paraguaya de Itaipú.

Mientras tanto Brasil ya está apostando directamente al desarrollo industrial utilizando la energía de Itaipú. La primera reunión que realizó la administración de Lula, a través de su vicepresidente, Geraldo Alckmin, fue convocar al sector privado para diseñar una nueva política industrial, que le permita al país superar su condición de exportador de materias primas.

Del lado paraguayo, los únicos que vienen pensando en utilizar la energía de Itaipú, son los empresarios de minerías de bitcoins. El gobierno no tiene, ni ha planteado un debate sobre una política de desarrollo industrial para utilizar toda la energía que le corresponde por el Tratado.