Brújula deportiva: El ejemplo del cesto alemán para todos los teloneros

En el deporte de alta competencia hay favoritos y teloneros. Están las minoritarias potencias, acostumbradas a andar por las cumbres y a ser participes de finales y grandes definiciones y las otras mayoritarias escuadras de menor lustre y nombradía que no pueden avanzar más allá de etapas secundarias o preliminares.

El básquetbol, es uno de los deportes en los que la lógica tiene más marcado imperio. Quienes fungen de candidatos rara vez dejan de confirmar tal condición. Pero no siempre ocurre. El Mundobásquet 2023 fue una muestra de esta casi excepción real a la regla no escrita.

Hoy se enfrentaron en una inédita definición de europeos entre un novato y otro experimentado: Alemania y Serbia. Dos equipos del Viejo Mundo volvieron a medirse después de 17 años de presencia de por lo menos un protagonista de las Américas. Los germanos nunca antes habían jugado una finalísima por el titulo. Los serbios, primero bajo el rótulo de Yugoslavia y después de la atomización de la misma como Serbia propiamente, son los que más presencias y títulos han acumulado en la modalidad del cesto.

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Pero la disciplina, la fortaleza mental y física sumada a una innegable pericia técnica, hicieron trizas el pronóstico de los «catedráticos». Y así también en el muy lógico básquetbol como en todos los deportes y en la vida misma puede acontecer, David venció a Goliat. Alemania dio su primera vuelta olímpica de la historia en Pasay, Gran Manila, Filipinas y la super poderosa Serbia tuvo que inclinarse. Los germanos ganaron 83 a 77 tras empate al cabo de la primera mitad en 47 puntos. El tercer lugar quedó en poder de Canadá tras vencer a la decepcionante escuadra de EEUU por 127 a 118.

Se completó así otra edición de los mundiales de uno de los más bellos y apasionantes deportes, que empezaron su desarrollo en suelo sudamericano, específicamente en  Buenos Aires, la capital argentina, donde se cumplió la primera edición en 1950 que se adjudicó el elenco albiceleste anfitrión profeta en su tierra en el mítico Luna Park porteño.

A lo largo de estos 73 años de historia, se realizaron ya 19 ediciones mundialistas siendo apenas seis representaciones de estados hoy día existentes y otros dos ya extintos, los que se llevaron los títulos.

EEUU es el más laureado con 5. Pero si tenemos en cuenta que uno de los países que ya no existen, incluía como base de su formación a jugadores oriundos de Serbia, sumando los títulos de Yugoslavia que fueron 3, en esa región del planeta se quedaron asimismo cinco de los cetros. Sin embargo hoy, una Cenicienta germana les privó de acrecentar esa hegemonía y dio un ejemplo a los seleccionados más débiles, de cómo es posible dejar de ser simples protagonistas teloneros.

La distribución total de las 19 coronas está ahora así: EEUU 5, Serbia, Brasil y España 2, Argentina y Alemania 1 y dos estados extintos URSS y Yugoslavia los seis restantes, tres cada uno.

Alemania registró en el presente 2023 su mejor campaña histórica disputando por primera vez una final, habiendo sido su único ascenso a podio el que tuvo en EEUU 2002 cuando terminó en tercer lugar en un recordado campeonato disputado en Indianapolis, cuando la Argentina de Manu Ginobili, gestó la hazaña de quitarle el invicto histórico al Dream Team yanqui, perdiendo solo la final ante Yugoslavia que por ultima vez apareció como tal disgregándose ya en la siguiente edición.

A esa poderosa representación, la selección masculina paraguaya le infligió una de sus pocas derrotas en lo que constituyó el mayor logro histórico de nuestro baloncesto en mundiales. El acontecimiento se produjo el 3 de noviembre de 1954 en el estadio Maracanazinho de  Rio de Janeiro, en el segundo mundial de FIBA, al que por primera vez accedió nuestro combinado nacional, venciendo a los eslavos por 67 a 62 (parcial 37 a 28).

Fue la mejor producción guaraní de todos los tiempos en la rama varonil y única figuración como top ten ecuménico en la tabla final del certamen (quedamos novenos con tres victorias). A posteriori solo clasificamos a una final más (en 1967 en Montevideo, donde cerramos en el puesto 13).

En la rama femenina nuestro país tuvo tres intervenciones, siendo su mejor labor su primera gestión en 1953 en el primer mundial celebrado en el estadio Nacional de Santiago de Chile, cuando quedó en quinto lugar, siendo sexto en 1957 en Rio de Janeiro (con Edith Nunes consagrada como goleadora del torneo con un partido menos que las campeonas estadounidenses) y decimoprimero en 1964 en el Perú.

Los mundiales de baloncesto han dejado mucha historia y en especial para nuestro país que tuvo activa y marcante participación aunque sólo hayan sido dos veces en la rama varonil y tres en la femenil.

Hoy estamos muy lejos de volver a un mundial. Cuando se realice la final del próximo en 2027 en Qatar, habrán pasado ya sesenta años, si consideramos una quimera superar una durísima eliminatoria, hecho inédito desde que rige el nuevo formato de clasificación que ha impuesto la FIBA. Pero el ejemplo que hoy dio Alemania, alimenta lo que nunca hay que perder que es la esperanza de un mejor porvenir.