Un nuevo informe de la OIT advierte que uno de cada cuatro trabajos está en riesgo de automatización por IA generativa. En Paraguay, el reemplazo ya comenzó, según un especialista.
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La inteligencia artificial (IA) se posiciona con fuerza en todos los ámbitos de la vida contemporánea. Desde el uso personal en dispositivos móviles hasta su integración en sistemas de producción, transporte, salud y educación, su avance marca una transformación profunda.
Este fenómeno ya no es exclusivo de los países industrializados. Su presencia comienza a notarse en economías en desarrollo como la de Paraguay, donde sectores clave podrían verse afectados por una automatización acelerada.
Un estudio reciente, publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) junto con el Instituto Nacional de Investigación de Polonia (NASK), revela que uno de cada cuatro empleos en el mundo está potencialmente expuesto a la inteligencia artificial generativa.
La investigación, titulada “Generative AI and Jobs: A Refined Global Index of Occupational Exposure”, analizó unas 30.000 tareas laborales mediante validación experta, inteligencia artificial y datos armonizados de la OIT.
¿Qué revela el reciente estudio?
Entre los principales hallazgos, el informe destaca la creación de nuevos “gradientes de exposición”, una clasificación que permite identificar los tipos de empleo con mayor riesgo de automatización total o parcial.
Las tareas administrativas aparecen como las más expuestas, seguidas por ocupaciones digitales como programación, comunicación, análisis de datos y producción de contenido.
Aunque el informe señala que en la mayoría de los casos se trata de una transformación y no reemplazo inmediato, también advierte que la magnitud del impacto dependerá de cómo los países gestionen esta transición tecnológica.
¿Cómo afecta la IA al empleo en Paraguay?
Para comprender el impacto que podría tener esta realidad en Paraguay, el especialista en ciberseguridad e inteligencia artificial, Luis Benítez, ofreció su análisis a La Tribuna.
“Esto ya está sucediendo en el país desde hace unos años, aunque todavía no se sienta de forma general. Hay profesionales en áreas creativas que ya están siendo desplazados por herramientas de inteligencia artificial”, indicó.
“En el país no contamos con una economía basada en el conocimiento. Por eso, muchos sectores estarán más expuestos que lo que reflejan los promedios globales. Además, no existen estudios nacionales que midan este efecto con precisión”, señaló.
Según el especialista, todas las profesiones están expuestas a algún tipo de transformación.
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“La inteligencia artificial no afectará solo a tareas repetitivas. En algún momento impactará en todas las áreas: educación, salud, agricultura, gobierno, medios de comunicación, transporte. No habrá sector que no se vea alcanzado por esta ola”, expresó.
“Estos dispositivos, que hoy son costosos, pronto estarán al alcance del público general, como un celular o un electrodoméstico. A medida que la producción se masifique, bajarán de precio y serán accesibles para más personas”, explicó.
Medidas urgentes para la transición digital
El informe de la OIT recomienda que los países desarrollen políticas públicas orientadas a acompañar la transición del empleo. Estas políticas deben incluir planes de reconversión laboral, formación en competencias digitales, fortalecimiento de la educación técnica y programas de inclusión tecnológica.
Benítez sostuvo que Paraguay carece de datos que permitan entender cómo se está dando el impacto de la inteligencia artificial en el contexto local. Advirtió que, sin esa información, será difícil planificar políticas efectivas y remarcó la urgencia de desarrollar estudios nacionales para anticiparse a los cambios.
Transformación inevitable con efectos diversos
El avance de la inteligencia artificial generativa plantea desafíos concretos para el mercado laboral. Mientras algunas ocupaciones podrían adaptarse y fortalecerse con nuevas herramientas, otras corren el riesgo de desaparecer.
En este contexto, Paraguay enfrenta el reto de prepararse para una transformación que ya comenzó. La falta de estudios propios y la necesidad de fortalecer las capacidades digitales se presentan como prioridades clave para evitar que los efectos negativos recaigan sobre los sectores más vulnerables de la población trabajadora.
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