Desde 1975, tocando en pequeños bares de la zona de Shibuya, Tokio, empezaba su carrera artística la arpista japonesa Lucía Shiomitsu. El miércoles 21 celebró este aniversario con un recital, ante un selecto público y junto con destacados músicos invitados en escena.
Cinco décadas avocada a un instrumento emblemático de Paraguay
El concierto no solo tuvo lugar en un lugar poco común, sino que también se realizó en un horario diferente, las 17:00, algo que en una ciudad como Tokio es habitual, pero que en Asunción sale de la norma.
No era para menos porque se trataba de un espectáculo especial, íntimo, diríamos en el que Lucía celebraba cinco décadas de dedicación a un instrumento que es símbolo de nuestro país, al cual fueron invitados amigos y músicos cercanos a la arpista. Sin embargo, el evento no era exclusivo, y estaba abierto a todo público. La pequeña sala del Hiroshima se llenó.
Varios músicos acompañaron la velada
Junto con Shiomitsu tocaron también la japonesa Fumiyo Sato, alumna de su academia, y quien le está acompañando en esta nueva visita a Sudamérica, y los invitados especiales Martín Portillo y el cubano Alfredo Rolando Ortiz, quien, como Lucía, es también un embajador de la música paraguaya. Comenzó a tocar en los años sesenta y tiene varios discos lanzados, con sus propias composiciones, además de incluir clásicos de la música paraguaya.
El recital se inició con «Cascada», de Digno García, seguido de «Pé», composición de uno de los primeros maestros de Lucía. La arpista fue narrando pasajes de su historia tanto en japonés como en castellano.
Luego interpretó dos obras del repertorio japonés, seguido de «Vamos amigos» y «Moliendo café», junto con Fumiyo Sato.
Martín Portillo subió al escenario con su composición «Espléndida», una acuarela de diferentes ritmos latinos que creó en un viaje en crucero. Luego, con Shiomitsu interpretaron una serie de obras latinoamericanas.
Alfredo Rolando Ortiz actuó a continuación tocando obras de su autoría como «Una luz en el mar» y una elegía que improvisó en el momento, dedicada a una amiga recientemente fallecida. Ortiz contó parte de su historia: cómo llegó a la música paraguaya, cuando vivía exiliado con sus padres y hermanos en Venezuela. Luego recordó muy emocionado al arpista paraguayo Alberto Romero, quien fue su maestro y al que debe una gratitud enorme.
Al final del concierto, el arpista paraguayo, Ismael Ledesma y Martín Portillo se unieron a Shiomitsu y Ortiz en el escenario para interpretar una serie de polcas.
Entre el público estaban presentes varios músicos, no solo arpistas sino también cantantes, integrantes de Americanta, Purahei Soul y Tierra Adentro, además de doña Chinita Montiel, de 96 años, integrante de Los Indios, quien estaba sentada en primera fila.
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