La primera vuelta presidencial en Bolivia dejó una conclusión que marca un antes y un después en la política del país: tras 20 años de hegemonía de la izquierda, el poder se reconfigura. Por primera vez desde que Evo Morales irrumpió en la escena nacional, dos candidatos de derecha disputarán el balotaje del 19 de octubre.
Rodrigo Paz lidera con 32.1% y Quiroga queda segundo
El gran protagonista de esta sorpresa es Rodrigo Paz, senador de 57 años por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), que con 32,1% de los votos se ubicó en primer lugar, relegando al expresidente Jorge “Tuto” Quiroga (26,8%) a la segunda posición. Un resultado que ni las encuestas más optimistas anticipaban.
El consultor político Camilo Severino explica, desde Bolivia, que lo ocurrido no es un giro total hacia la derecha, sino el reflejo de un desgaste profundo del oficialismo:
“No es que Bolivia está girando hacia la derecha. El país ya tuvo la opción de irse con Tuto en un discurso mucho más radical y no lo hizo. Rodrigo Paz siempre habló desde el centro, pero capitalizó el voto de quienes estaban cansados de las mismas figuras políticas”.
Severino recuerda que las encuestas fallaron porque no registraron un fenómeno de “ola silenciosa”. “Rodrigo fue creciendo poco a poco: de un punto, luego tres, seis, ocho. Al mismo tiempo, el voto de Andrónico caía, el indeciso crecía y el MAS se destruía internamente. Evo, en lugar de apoyar, saboteaba a su propio heredero”, señaló.
Evo Morales saboteó a su propio heredero
La fractura del Movimiento al Socialismo (MAS) fue determinante. Morales apostó al voto nulo como forma de protesta, debilitando la candidatura de Andrónico Rodríguez, que nunca logró consolidar liderazgo. “Anular a Evo es como decir que Correa o Cristina no tienen peso. Evo sigue siendo un actor clave, pero al no apoyar a nadie, entregó gran parte de su capital político”, afirmó Severino.
Por su parte, el analista Omar Sempertegui Zabala subraya que la transición no solo es política, sino también económica:
“Bolivia está entrando a un cambio de modelo. El ciclo de la bonanza de las materias primas ya terminó y el nuevo gobierno, sea Paz o Quiroga, tendrá que enfrentar la escasez de dólares, el déficit fiscal y la caída en la producción de hidrocarburos”.
Sempertegui resalta que el electorado boliviano percibe que se agotó el relato del “Estado fuerte” y ahora demanda eficiencia y estabilidad:
“La gente votó por renovación. Paz representa al votante que no quiere ni el discurso radical del MAS ni la derecha extrema de Tuto. Quiere equilibrio, apertura y resolver la crisis económica”.
Claves del resultado: Economía, desgaste y voto silencioso
Fin del ciclo del MAS: después de dos décadas, la izquierda se fracturó entre Evo Morales y Luis Arce, sin un heredero fuerte. El voto nulo promovido por Morales debilitó a Andrónico Rodríguez.
La sorpresa Paz: creció en silencio, con un discurso de renovación y centro, captando al votante indeciso y al comercio informal, tradicionalmente inclinado al MAS.
Crisis económica como telón de fondo: la falta de dólares, el déficit fiscal y la caída de hidrocarburos empujan al electorado hacia candidatos que prometen un cambio de modelo económico.
El contraste entre Paz y Quiroga será el eje del balotaje. Mientras el expresidente representa la derecha clásica, vinculada con el empresariado y con figuras que ya pasaron por el poder, Paz llega con el impulso de haber sorprendido al sistema político.
La ola silenciosa: en las encuestas no captaron el crecimiento de Paz
“Rodrigo hizo una campaña sin plata, sin grandes asesores, sin encuestas a favor, pero supo hablarle a las personas que estaban hartas”.
En tanto, Sempertegui advierte que, gane quien gane, el verdadero desafío recién comienza. “El próximo gobierno no tendrá la ventaja de los altos precios de las materias primas. Tendrá que reconstruir la economía con menos recursos y más demandas sociales”.
La Bolivia que se prepara para votar el 19 de octubre no solo elegirá un presidente, sino que también cerrará un ciclo político histórico. El resultado de este balotaje definirá si la sorpresa de Rodrigo Paz se convierte en un nuevo proyecto de gobierno o si el retorno de Jorge Quiroga abre un capítulo distinto en la política boliviana.