Asunción a un voto doble del empate y derrota por inclinación en contra de indecisos

En una votación, perder la sede de un gran acontecimiento deportivo siempre tiene un sabor amargo pero a veces igualmente hay derrotas que enaltecen, que engrandecen y brindan un sabor agridulce. Fue lo que ocurrió con la candidatura de Asunción, finalmente superada por Lima, en la pulseada por albergar los juegos panamericanos 2027.

Era una lucha muy complicada, muy dificil. Era ir a la guerra munidos de coraje, determinación, sobresalientes antecedentes de deberes bien cumplidos, pero solo con recursos bélicos precarios rudimentarias como machetes contra un adversario con armas automáticas.

Y perdimos pero por lo mínimo. Incluso graficando deportivamente la situación, empatamos en tiempo normal y no perdimos en alargue sino en los penales.

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En los cálculos previos los timoneles de ambas campañas sabían de la gran paridad de la disputa. Y que no iban en caso alguno a superar los treinta votos a favor. Se decidió por 28 a 24 y fue el voto de los indecisos que finalmente volcó la balanza, para más, votos que valian el doble por pertenecer a países de los denominados «peces gordos» por infraestructura y por haber ya albergado en mas de una ocasión los juegos.

Contando los 24 votos que tuvo finalmente Paraguay, hubiera bastado que uno de esos votos dobles, supuestamente «comprometidos» como a favor, se inclinara o confirmara hacia nuestro lado para producir un empate que hubiera propiciado una segunda votación.

Pero no fue un pais de doble voto sino tres, los que se volcaron finalmenten al lado opuesto, seducidos por Lima y temerosos del talón de Aquiles de la propuesta paraguaya, que fue como tener el arco en blanco: la gran desventaja de un aeropuerto de mínima categoría, y mas que eso un tráfico aereo paupérrimo, sin un solo vuelo directo al norte del continente, mientras el Jorge Chavez de la capital del Peru se jacta de recibir nada menos que siete conexiones directas diarias.

Como el voto es secreto es imposible precisar cuales fueron los comités olímpicos que inclinaron la balanza en la votación. Pero por la extraoficial practica del une con flechas, suponemos, sin que esta especulación pretenda ser un oráculo, que los que más dificultades tendrían para venir a Asunción y preferirían ir a Lima, son los grandes países más alejados, de más peso y voto doble en la PANAM Sports (EEUU, Canadá y Dominicana, suponiendo que México apoyó pese a todo la candidatura guaraní).

No era cuestión de un aeropuerto sino de garantizar que en el 2027 podrían haber vuelos directos al Paraguay. Se buscó por todos los medios que esa debilidad pudiera ser contrarrestada por otras fortalezas. Pero a la hora de la decisión, todo lo demás no fue suficiente, ni siquiera que el propio presidente de la Republica, Santiago Peña, en una loable y brillante participación, evacuara dudas contestando inclusive en ingles a alguien que objetó la traducción automática de la plataforma digital que transmitía el acontecimiento desde Miami.

De todas formas, no fue una derrota por superioridad abrumadora de la sede peruana sino por mínima diferencia. No hay que olvidar que dos países que ya habían albergado estos juegos precedentemente, retiraron las candidaturas de sus ciudades como México y Brasil. Paraguay, conociendo las grandes dificultades que representaba esta candidatura, no solo se animó sino hizo temblar la superior infraestructura peruana, a la hora de oponer una lucha despareja en recursos pero muy equilibrada en cuanto a respaldos comprometidos.

Se ha ganado una experiencia excepcional y que servirá y de mucho para futuras presentaciones. Conversando con fuentes del Comité Olímpico Paraguayo reconforta saber que el reves no detendrá la intención de seguir buscando la organización de eventos polideportivos de gran magnitud. Mientras habrá que trabajar al máximo por lo que ya tenemos asegurado, como los latinoamericanos de olimpiadas especiales este año y los panamericanos juveniles del año que viene. Así como lo hizo en Odesur y otros grandes acontecimientos que nuestro país supo con idoneidad montar y llevar a feliz realización, hay que dedicar el mayor de los esfuerzos y empeñar todo el talento que se ha demostrado que existe en nuestro ámbito dirigencial polideportivo, para satisfacer la confianza que depositaron quienes otorgaron esas sedes a Asunción y convencer al grupo de naciones fuera de las que nos dieron 24 votos en Miami, que existen razones para que puedan, ya sin margen de dudas, confiar en nosotros.