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jueves, 5 de diciembre de 2024
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Juguetes y Ambiente: Recomendaciones según el Enfoque Pikler

En nuestra próxima entrevista, Julia Michelagnoli, psicóloga educacional, nos enseña sobre la metodología Pikler y cómo crear un ambiente adecuado y elegir los juguetes ideales para fomentar la autonomía y el desarrollo motor de los niños. Descubre cómo esta metodología promueve el juego independiente, el aprendizaje a través de la observación y el respeto por el ritmo individual de cada bebé. Con ejemplos prácticos y consejos útiles, Julia nos muestra cómo implementar estos principios en casa para un crecimiento saludable y armonioso. ¡No te pierdas esta conversación inspiradora que promete transformar tu enfoque hacia la crianza!

 ¿Qué tipo de ambiente y juguetes son recomendados según la metodología Pikler? 

Un ambiente tranquilo donde el bebé tenga un espacio propio seguro para su actividad autónoma, donde estar cuando no está recibiendo cuidados cotidianos. Con sus necesidades básicas satisfechas, puede estar predispuesto para el juego independiente mientras su adulto referente acompaña en segundo plano como observador disponible.

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Los juguetes que se recomiendan serían materiales sencillos, con formas, peso y tamaño acorde a las capacidades de manipulación del bebé y seguros para llevar a la boca. Juguetes de materiales diversos como textiles, madera, metal, plástico, fibras naturales y que no tengan luces ni sonidos a pila. Juguetes “pasivos” para que el bebé sea quien “active” o de vida a ese juguete u objeto. Materiales de juego “no estructurado” que no necesitan instrucciones y que pueden ser usados de diferentes maneras según la creatividad individual. Algunos ejemplos de materiales serían: telas, argollas, contenedores variados (cuencos, bowls, cestos, vasos), pelotas, muñecos de tela o de plástico, sonajeros cuyo diseño permite ver todas las partes que producen el sonido o cualquier otro objeto del hogar que sea seguro. 

¿Cómo promueve la metodología Pikler la autonomía y el desarrollo motor de los niños? 

Promueve la autonomía principalmente en relación al desarrollo motor porque plantea no intervenir o apurar la progresión de las posturas y desplazamientos que puede realizar el bebé siguiendo su programación natural interna. Propone ofrecer la posición supina dorsal; acostado boca arriba sobre el suelo y desde esta postura inicial cada bebé avanza en coordinación y habilidades motoras siguiendo su propio ritmo de maduración y desarrollo. Por otro lado, promueve la autonomía en el juego porque propone que el bebé siga su propia iniciativa y pueda elegir cuál objeto desea manipular, cómo y por cuánto tiempo, o si desea observar su entorno, o descansar. Mediante la actividad autónoma el bebé sigue sus intereses, regula su atención y va desarrollando la concentración a través del juego. 

Asimismo, en el proceso de los cuidados, se fomenta la autonomía dando el tiempo y el lugar a las iniciativas del bebé y/o cuando responde a las invitaciones de cooperar por parte del adulto. Por ejemplo “¿Podés levantar este pie? Te quiero poner la media…(espero / él levante su pie y lo deja quieto) Ahora sí (media puesta). Gracias por tu ayuda.” De esta forma damos oportunidad a que el bebé sea un participante activo del cuidado que recibe y aprende a cooperar con su adulto en la tarea que les convoca a ambos. 

¿Cuál es el papel del adulto en el juego y el aprendizaje según la metodología Pikler?

Según entiendo, en esta pedagogía se concibe al aprendizaje como consecuencia natural del modelado y la imitación. Enseñamos lo que somos y cómo somos, y ellos imitan y aprenden del ejemplo que perciben. Hacen una síntesis entre su temperamento y la asimilación de los modelos que reciben, que va construyendo gradualmente su personalidad y su forma de ser en el mundo. 

En cuanto al rol del adulto que acompaña el juego del bebé, el adulto sería el facilitador que se ocupa en ofrecer cuidados de calidad, prepara el espacio seguro, selecciona los materiales de juego acorde a la etapa evolutiva, las capacidades e intereses actuales del bebé y se encuentra disponible durante los ratos de juego ininterrumpido. El adulto está cerca y disponible como observador pero sin intervenir en el juego. Cuando eventualmente somos invitados a entrar momentáneamente en su juego, claro que lo hacemos con gusto pero cuidándonos de no quitar el protagonismo al niño; queremos que él siga siendo el director, guionista y actor principal de su juego. Por ejemplo, hablo de participar en segundo plano desde una mirada y sonrisa que transmita atención e interés, algún comentario de respuesta reflejando lo que está haciendo o mostrando, hasta seguir el juego simbólico del niño mayor. El adulto cada tanto se encarga de re-agrupar y ordenar los materiales esparcidos para invitar al juego nuevamente y también de dejar el espacio ordenado al final del día, dando el ejemplo sin presionar que a que el niño pequeño haga esa tarea para la cual aún no está capacidad para hacerla voluntariamente. También el adulto observa para identificar cuando un material ya no es atractivo, no está siendo usado y puede ser retirado, cuando algo no es seguro para retirarlo o cuando hay intereses que se pueden apoyar mediante la introducción de nuevos objetos que acompañan ese tipo de actividad.

¿Por qué es fundamental respetar el ritmo de desarrollo individual de cada niño?

Porque de esta manera el desarrollo sería lo más saludable posible en el sentido físico y psicológico. El bebé no va a tener contracciones y tensiones musculares innecesarias, ni vivir desequilibrios mayores a los que pueda sostener naturalmente, ni va a tener la columna o cadera alterada en su funcionamiento. El bebe no va sentir que es insuficiente a los ojos de sus adultos, que tiene que hacer más o ser diferente de lo que es para sentirse valorado por ellos. 

Un bebé con oportunidad de movimiento libre que avanzó a su tiempo sin presiones ni prisa, demuestra tener movimientos fluidos y armoniosos en su cadencia al andar, un sentido de cautela con su cuerpo porque conoce su capacidad y sus limitaciones, lo que significa que se cae menos y tiene menos golpes. Además logra integrar correctamente su esquema corporal y se desarrolla la confianza en sí mismo ya que puede auto-percibirse como un ser capaz y creativo.

Intentando resumir el núcleo de esta pedagogía en otras pocas palabras, pienso que tiene que ver con ofrecer un buen trato a los bebés que fomente la relaciones pacíficas entre todos desde una temprana edad. Muchas gracias por la oportunidad de compartir esta forma de pensar y acercarnos a la infancia. 

PARA CONTACTAR CON JULIA

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