Una Pascua Dolorosa: la trágica Semana Santa de 1976

La «Pascua Dolorosa”, llamada así porque ocurrió en la Semana Santa de 1976, fue la represión dirigida por fuerzas de seguridad contra campesinos vinculados a las Ligas Agrarias Cristianas (LAC) con ocasión de la represión urbana a la OPM.

El 3 de abril de 1976, en Encarnación, fue arrestado por la policía Carlos Guillermo Brañas, un estudiante paraguayo que residía en Corrientes. Brañas tenía en su poder documentos que pertenecían a una organización clandestina opositora a la dictadura de Alfredo Stroessner, la Organización Primero de Marzo u Organización Político Militar (OPM). Ese mismo día, el infortunado estudiante fue trasladado al Departamento de Investigaciones, donde fue brutalmente torturado. De esta manera Pastor Coronel, jefe de esa dependencia policial, pudo dar con los primeros nombres y direcciones para empezar su actividad represiva.

Al otro día, se realizó el primer procedimiento policial en Lambaré, donde, según versiones oficiales, fue muerto a tiros el músico popular Martín Rolón Centurión. Sin embargo, hay pruebas de que éste fue trasladado con vida a Investigaciones, de donde desapareció hasta la fecha. La esposa de Rolón, Dominga Jacquet, y sus tres hijos pequeños fueron llevados a Investigaciones, recuperando la libertad recién tres meses después. Los familiares de Rolón hicieron numerosas gestiones ante las autoridades del régimen recibiendo respuestas tan amenazadoras como inciertas y crueles sobre su paradero:

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“…El secretario de Estado Jaime Bestard había dicho: “lo único que te puedo decir don (Juan) Rolón es quédate tranquilo, que tu hijo no está muerto, no figura en la lista de muertos, en mi lista que tengo acá”, “ahora ya se curó, porque tenía heridas, ahora ya camina bien”. Pero insistió tanto, que Montanaro un día le dijo, “no se murió tu hijo y si tanto querés saber dónde está, la próxima vez que vengas te vamos a mandar junto a él, para que sepas bien dónde está y te quedes con él”.

Domingo Guzmán Rolón Centurión, año 1976

La madrugada del 5 de abril, fuerzas policiales, encabezadas por Alberto Cantero, asaltaron sin orden judicial la casa de Mario Schaerer Prono en el barrio Herrera de Asunción. En el operativo fue ejecutado Juan Carlos Da Costa, principal líder de la OPM. Schaerer Prono y su esposa, Guillermina Kannonikoff, lograron escapar y buscaron refugio en la casa de las monjas del Colegio San Cristóbal. Schaerer fue herido superficialmente en el pie. Al amanecer, el sacerdote Raimundo Roy decidió entregar a la policía a la pareja. Una vez en Investigaciones, Schaerer fue ejecutado por torturas, lo mataron con una barra de hierro. Su cuerpo fue entregado a sus familiares el 7 de abril. Guillermina, quien estaba embarazada, tuvo a su hijo en la cárcel. Recién recuperó su libertad en noviembre de 1977. Tuvo que empezar prácticamente de cero, pues la policía había robado absolutamente todo de la casa del joven matrimonio.

Durante esta represión, fue asesinado innecesariamente un héroe de la Guerra del Chaco, don Mario Arzamendia, quien fue el cuarto muerto del caso OPM en esa triste Semana Santa de 1976. Sin embargo, en los archivos de la policía Arzamendia no fue citado durante aquellos hechos violentos. La razón radica que este inofensivo excombatiente fue detenido y torturado por error. Sí, se lee bien, el estado paraguayo torturó y asesinó a uno de sus beneméritos.

Arzamendia era un devoto de la parroquia San Cristóbal, miembro de la “Legión de María”, y colaboraba con la iglesia vendiendo el semanario católico “Sendero”. No tenía ninguna relación con la OPM, ni siquiera sabía de qué se trataba. Temprano a la mañana del 5 de abril, atraído por los curiosos, el veterano se acercó con sus periódicos bajo el brazo a la casa de Schaerer Prono. Uno de los tantos policías que rodeaban aun la propiedad, no tuvo mejor idea que arrestar a Arzamendia para averiguaciones porque consideró que “Sendero” era contestatario.

El anciano fue llevado a Investigaciones de donde salió muerto. Su cadáver, con rastros de tortura, fue retirado del Policlínico Policial Rigoberto Caballero el 11 de abril. A su esposa le entregaron un certificado de defunción donde constaba que un “paro cardíaco” fue la causa del fallecimiento. Sin embargo, documentos encontrados en el archivo del terror demuestran que Arzamendia nunca fue atendido en aquel nosocomio.

En las semanas que siguieron a los acontecimientos de abril de 1976, la represión llegó a las llamadas “columnas campesinas” de la OPM en varios puntos del interior. El evento conocido como la “Pascua Dolorosa”, llamada así porque ocurrió en la Semana Santa de 1976, fue la represión dirigida por fuerzas de seguridad contra campesinos vinculados a las Ligas Agrarias Cristianas (LAC) con ocasión de la represión urbana a la OPM.

El encargado de la operación fue el sádico Camilo Almada Morel, alias Sapriza, quien se instaló en la Delegación de Gobierno de San Juan Bautista para aterrorizar a todo el departamento de Misiones. Ahí utilizó el viejo cuartel de Abraham Cue, que fue destinado a lugar de reclusión, interrogatorio y castigo. Almada contó con la colaboración de policías locales, militares y civiles armados (parapoliciales).

El 11 de abril de 1976, se inició la represión en la mencionada localidad, donde fueron llevados centenares de campesinos de San Ignacio, Santa María, Santa Rosa, San Patricio, y por supuesto, San Juan Bautista. Algunos de éstos eran miembros de las LAC, pero los más, eran familiares, vecinos o amigos.

“…Después empezaron a juntar a más gente para llevarlos en la Alcaldía de Santa Rosa-Misiones. Ahí nos juntó a todos a las diez de la noche más o menos. Nos esposó y nos dijo que cuando terminaba de contar tres teníamos que estar ya en la camioneta. Nos habremos ido entre sesenta personas. Después en el camino se subieron unos cuantos militares y nos dijeron, “levanten la cabeza, ¡respondan animales!”. Nosotros no sabíamos dónde nos íbamos, después llegamos a Abraham Cué y el guardia de ahí nos trató de la misma manera”.

Juan Carlos López, Misiones, año 1976

En este lugar fueron asesinados Elixto, Policarpo, Francisco y Adolfo López Maidana, Dionisio y Diego Rodas, Ramón Pintos Amarilla y Silvano Ortellado Flores. Este último, el 15 de abril, fue rodeado en su rancho por un grupo de policías al mando del comisario de la zona, Ernesto Segovia. Luego de un tiroteo, los ocupantes de la humilde vivienda fueron obligados a salir. Ortellado Flores estaba herido, en esas condiciones fue llevado a rastras con una soga por unos 40 metros, en donde lo ataron a un árbol y lo torturaron frente a sus familiares. Luego fue ejecutado con un profundo corte en el cuello. Un “memorándum” de la policía refiere el hecho:

(…) Asimismo, para ver el grado de adoctrinamiento y fanatismo al que habían llegado luego de la concientización efectuada en los mismos, se cita el caso de Silvano Flores, uno de los principales jefes de columnas, quien se degolló en presencia de sus hijos al verse rodeado y sin posibilidades de huir a la acción policial”.

Varios presos fueron llevados en camiones al departamento de Investigaciones, donde muchos sufrieron nuevamente torturas. Diversos testimonios permiten afirmar que numerosas mujeres fueron violadas en dicho lugar. Desde entonces, familias enteras fueron disgregadas y el terror quedaría flotando por más de una década en las Misiones.

“…Muchos compañeros que ya eran de edad avanzada no aguantaron y se murieron, Arturo Bernal, un compañero Martínez, Ibáñez Rojas. En la pieza hacía como quince grados más que fuera, ¡hacía mucho calor!, la pieza era pequeña, no entrábamos todos y la sala de tortura se dividía de nosotros por una pared y escuchábamos todo. Día y noche torturaban allí, ¡no podíamos ni dormir!”.

Guillermo Jaquet, Asunción (Vigilancia y Delitos), año 1976

Madrona López, esposa del desaparecido Elixto López Maidana, fue apresada y torturada en Abraham Cue. Sus ocho hijos quedaron abandonados, y solo meses después, cuando fue trasladada al penal de Emboscada, pudo hacer saber su situación. El Comité de Iglesias fue a la búsqueda de las criaturas, pero solo siete fueron localizados. El menor de todos, un bebé que apenas tenía seis meses, ya no sería encontrado jamás.

Posteriormente, esta represión se extendió hasta el departamento de Paraguarí, cobrándose varias víctimas, entre las que figuran como desaparecidos Albino Vera Rodas y Juan de Dios Salinas, y ejecutados Víctor Leguizamón y Eugenio Colman. El caso que nos ocupa es el de Salinas, quien a fines de abril de 1976 logró escapar del primer procedimiento que intentó detenerlo. Los represores no tuvieron mejor idea que apresar a su esposa, Rosa, y a su padre, Toribio Salinas. Seis hijos quedaron abandonados en el rancho mientras su madre era sometida a torturas en la Delegación de Gobierno de Paraguarí. Rosa recuperó su libertad recién en 1977. Por su parte, Juan de Dios fue emboscado y acribillado a balazos en junio de 1976, su cuerpo sigue desaparecido.

Para graficar la situación que se vivió en Simbrón, Paraguarí, les dejo el siguiente relato:

“…E: ¿Le detuvieron a tu papá?

V: Sí, lo detuvieron y le llevaron en la casa de mi abuela que queda más o menos a doscientos metros de la chacra donde le ataron; y él llegó en la casa de mi abuela saltando porque no podía caminar, luego vimos que le rompieron la cabeza a mi papá y empezaba a sangrar mucho. Y mi mamá estaba con mi hermanita en brazo, y a ella le llevaban hincándole con una pistola, yo me iba de la mano de mi hermana la más grande, también nos hincaban con la pistola al caminar y nos llevaban rápido. Al llegar en la casa de mi abuela les mandaron a acostar a mis padres en el pasto y empezaron a disparar como para matarle, las balas le fallaban apenas, ahí fue donde más le jugaron, hasta se subieron encima de ellos. Y nosotros le mirábamos y también vinieron los hijos de los vecinos a mirarles y veíamos cómo los policías le jugaban. También le agarraban y le colgaban de la planta de naranja y le empezaban a pegar”.

Simplisia Villasboa Salinas, Simbrón, año 1976

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