El fenómeno migratorio a nivel global se ha tornado como uno de los desafíos más complejos de nuestro tiempo. Es una realidad, que la movilidad humana se ha intensificado por razones económicas, sociales, humanitarias e inclusive climáticas. Sin embargo, la respuesta de muchas naciones ha sido el endurecimiento de sus políticas, marcadas más por el temor que por la solidaridad.
Como ejemplo, vemos que Europa vive una de sus mayores crisis migratorias, con miles de personas que arriesgan la vida para llegar a sus costas, huyendo del hambre, la guerra o la miseria. Al mismo tiempo, resurgen en el continente brotes de xenofobia que lastiman la convivencia democrática. En Estados Unidos, las políticas de deportación masiva instauradas por Donald Trump dejaron una huella de dolor y de crisis interna, que aún hoy tiene repercusiones. Más cerca, en nuestra vecina Argentina, se impone ahora la exigencia de contar con un seguro médico para ingresar al país, una medida que, sin dudas, afectará a miles de migrantes en situación de vulnerabilidad.
Nuestro país no está ajena a esta realidad. En efecto, según una información publicada en nuestra página, solo en lo que va del año, Paraguay a recibido unas 15 mil solicitudes de residencia, entre temporales y permanentes. Este flujo migratorio, lejos de ser un problema, debe ser visto como una oportunidad. Nuestra historia nos honra con comunidades enteras que llegaron de diversas partes del globo, encontraron cobijo en esta tierra y hoy son parte de la identidad nacional. Paraguay fue y debe seguir siendo un país hospitalario, donde el migrante no sea visto con recelo, sino como alguien que, con trabajo y esperanza, aporta al desarrollo común.
La xenofobia y las políticas de exclusión nos alejan de los valores republicanos que sustentan nuestra convivencia. Es fundamental que el Estado paraguayo siga impulsando políticas migratorias basadas en el respeto, la dignidad y la integración. Políticas que se garanticen acceso a salud, educación y empleo, y que se fortalezcan los lazos comunitarios para que cada persona que elige este suelo pueda sentirlo también como su patria.
