El Norte y el Sur 

Este 4 de julio, Estados Unidos de América del Norte celebra su Día de la Independencia. Hace días, su embajador en nuestro país, Marc Ostfield, reafirmó su vínculo con Paraguay, que es parte de la visión democrática de dicha nación y sus aliados.

Es bueno aprovechar el momento para convertir dicha proclamación en una reflexión necesaria sobre las relaciones reales entre ambos países. Más aún cuando no cabe duda de que Paraguay es más que un aliado, es un enclave estratégico en la región en la actualidad.

Ahora bien, hay demasiada asimetría entre ambos que juega un rol contraproducente para nuestro país dentro de la actual marquesina diplomática. Esta premisa es altamente demostrable. Como ejemplo reciente, podemos citar los hechos suscitados en la arena política.

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El rol de la embajada del norte jugó un partido pernicioso en el proceso electoral último. Fue así que socavó estructuras tratando de generar un escenario favorable a una alternancia en el Poder Ejecutivo, que no ocurrió por decisión soberana de la mayoría que votó en libertad.

Las elecciones pasadas ya son parte de nuestra historia, pero el suceso de la intromisión aún queda en un sector de la sociedad. Mirando hacia el futuro de manera objetiva y proactiva, es posible presumir que Estados Unidos necesita a Paraguay más que antes.

Si bien la Guerra Fría postguerra ha terminado hace mucho tiempo, en la actualidad el mundo y sus grandes liderazgos buscan una nueva recomposición geopolítica. Eso se nota en el Cono Sur con la puja entre Pekín y Washington. El control del comercio internacional, solo por mencionar un punto, es el epicentro de la gran mesa virtual de las altas negociaciones.

La producción y el traslado de los bienes estratégicos son el interés de las grandes potencias. Y Paraguay, pese a su pequeña población, se encuentra ubicado en un punto estratégico donde se conjugan una enorme producción de commodities y su traslado a los grandes centros de acopio.

Señalamos eso con énfasis, pues somos un país que tiene mucho que ofrecer a sus aliados. Obviamente, la negociación de los ítems señalados deberá ser prioridad para las nuevas autoridades diplomáticas y del propio Gobierno, que asumen el próximo 15 de agosto.

Las relaciones internacionales basadas en el respeto mutuo no pasan por las imposiciones. Estados Unidos mismo salió mal parado con los resultados dados en los comicios pasados. Si los Estados Unidos nos eligen como aliados, deberán sumarse como tal y no como lo hicieron históricamente. Parte de ese daño, incluso, fue reconocido hace poco por el embajador Ostfield.

Un mayor equilibrio debe ser el objetivo central y la nueva base de negociaciones. En palabras sencillas y directas, el Norte hoy necesita a Paraguay, y se debe saber usar ese hecho en beneficio del pueblo, y no de la capulita del poder.

La pregunta entonces es cómo y cuándo sacar provecho de la relación EE. UU./Paraguay y Paraguay/EE. UU. La respuesta es ahora, muy rápidamente. Tenemos en puerta la renegociación del Tratado de Itaipú, la revisión de los acuerdos de Yacyretá y la hidrovía.

Al no estar contempladas instancias supranacionales en el marco de dichas negociaciones, podríamos sugerir un arbitraje internacional para dichas negociaciones, casualmente dadas las condiciones asimétricas que tiene nuestro país con los vecinos en cuestión. Hablamos preferentemente de Brasil y Argentina.

Obviamente, más allá de las circunstancias por peso propio y sin discusión, recae en los EE. UU. Esta hipótesis que desarrolla el diario La Tribuna trasciende la diplomacia tradicional, pero su planteamiento contempla el escenario que vivimos y, sobretodo, las asimetrías que debemos corregir.

Animamos a las nuevas autoridades, a los oficialistas y opositores, a reflexionar sobre el momento y la oportunidad histórica que existe, que como mínimo permite teorizar al respecto. La conjunción de los elementos ya está sobre la mesa. Lo que falta es la decisión política que venga con agallas y personalidad, y que eso impregne a los negociadores. Al final, se precisan nuevas condiciones para una alianza más simétrica entre Paraguay y EE. UU.