El Papa León XIV celebró su primera misa como Pontífice en la Capilla Sixtina, marcando el inicio de un pontificado que busca centrarse en el mensaje espiritual y en los creyentes, alejándose de las batallas externas.

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Sus primeras palabras como líder de la Iglesia católica dejaron clara su intención de priorizar la relevancia del Evangelio en la sociedad moderna.
En una ceremonia cargada de simbolismo, el nuevo Papa confió las lecturas a dos mujeres, entre ellas la española Fermina Álvarez, y comenzó su homilía en inglés antes de continuar en italiano. «Nuestra tarea no es defender intereses, sino hacer que el mensaje de Jesús vuelva a ser significativo para el mundo», afirmó, subrayando su deseo de una Iglesia más cercana a su esencia espiritual.
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El ambiente en la Capilla Sixtina contrastaba con la tensión de los días previos al cónclave. Los cardenales, reunidos bajo los frescos de Miguel Ángel, mostraban alivio y satisfacción tras una elección rápida y sin divisiones aparentes.
Con este primer acto, el Papa León XIV sentó las bases de un pontificado que busca revitalizar la fe desde dentro, sin distraerse en controversias ajenas a su misión central.
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