Propuesta de moneda común entre Brasil y Argentina recibe andanada de críticas

«Absurda», «Descabellada», «Problemática», «poco creíble», «pirotecnia», son algunos de los calificativos de economistas y analistas sobre la idea de una moneda común lanzada por los presidentes de Argentina y Brasil.

El fin de semana una noticia sacudió los portales más importantes del mundo: el anuncio de los presidentes de Argentina y Brasil, Alberto Fernández y Inacio Lula da Silva, del proyecto de una moneda común entre ambos países.

Ya adelantaron inclusive el nombre de la divisa: “Sur” y su objetivo sería impulsar el comercio exterior y las transacciones entre las dos naciones, con perspectiva a ampliar esta unión al resto de los países de la región.

Contrariamente a lo que se esperaba, el anuncio recibió una andanada de críticas de destacados economistas y analistas internacionales, lo que ha hecho que inmediatamente Brasil, diera una marcha atrás en el discurso triunfalista inicial, para hablar de “los primeros pasos de un largo camino”.

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“Es lo más absurdo que he escuchado. Y poco creíble”, declaró el expresidente del Banco Central de Chile, José De Gregorio, al periódico chileno La Tercera.

En Uruguay el economista Gabriel Oddone publicó en su cuenta de Twitter: «Una moneda común sin mercados (bienes, trabajo y financieros) e instituciones fiscales integradas es una idea ridícula». Puso de ejemplo la experiencia del Euro en Europa cuya implementación significó medio siglo de cooperación y coordinación política e integración comercial.

También en Brasil aparecieron voces críticas a la propuesta. «La creación de una moneda única, aunque sea de uso limitado entre países, hace que una economía absorba los problemas y distorsiones de otra, ya que este mecanismo propicia que un país acabe financiando a otro en algún momento», declaró Reginaldo Galhardo, gerente de la compañía brasileña de divisas Treviso Corretora, al portal de noticias BNamericas.

Olivier Blanchard, execonomista jefe del Fondo Monetario Internacional, calificó como “una locura”, la propuesta. 

Por su parte, Jimena Blanco, responsable para América de la consultora de riesgos Verisk Maplecroft, en declaraciones a la CNBC señaló que el “extravagante” anuncio fue solo parte de una estrategia «para atraer una gran atención a una cumbre regional que, de otro modo, sería intrascendente».

El anuncio de la propuesta de una moneda común se dió un día antes del inicio de la VII Cumbre de jefes de Estados y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en la capital argentina. 

VII Cumbre de jefes de Estados y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC),

Blanco fue más lapidaria al afirmar: «Tres décadas después de su creación, Mercosur aún no ha cumplido su objetivo principal de integración comercial para sus cuatro miembros fundadores. Desarrollar e implementar una moneda común sudamericana es, por lo tanto, pura ficción»,

Detalló que ni Argentina ni Brasil están disfrutando de las condiciones económicas o políticas necesarias para embarcarse en un cambio tan fundamental, que llevaría décadas para ser desplegado de manera efectiva.

En igual sentido opinó el expresidente del Banco Central del Paraguay, Carlos Fernández Valdovino, al señalar que “establecer una moneda común como parte de un proceso de integración económica requiere algo más que voluntad política. La teoría y la práctica han establecido requisitos previos específicos que deben cumplirse antes de que un grupo de países pueda adoptar una moneda común. La coordinación de las políticas macroeconómicas es crucial. No tendría sentido discutir una moneda común con un país en el que la tasa de inflación es cercana al 100% anual o donde el Ministerio de Hacienda depende principalmente del Banco Central para financiar su gran déficit fiscal”.

En esa misma línea opinó el economista brasileño-argentino Fabio Giambiagi al calificar el debate como una «pérdida de tiempo». Según Giambiagi, la falta de planificación estatal de las economías por parte de los gobiernos, así como las diferentes situaciones económicas, impiden el desarrollo de un proyecto monetario serio en la actualidad.

Según el portal alemán Deutsche Welle (DW) “solo hay una razón por la que el presidente de Brasil, Lula, reavive el proyecto de una moneda común. Se trata de un argumento político, no económico: tras su reelección, Lula quiere impulsar la integración en América Latina. Brasil aglutina más de la mitad del poder económico y la población del continente. Quiere utilizar la unidad de la región para aumentar el peso geopolítico de América Latina, como ya consiguió durante sus dos primeros mandatos”.

Más lapidario con la administración de Alberto Fernández, el análisis señala que “el gobierno argentino, por su parte, se alegra de cualquier clavo ardiendo que pueda agarrar en la grave crisis. Una unión con Brasil, mucho más grande, podría frenar el aislamiento de Argentina. Las elecciones son en octubre, así que cualquier noticia positiva es bien recibida en Buenos Aires. Ciertamente, sería muy deseable una mayor integración económica en Sudamérica, pero en lugar de impulsar políticamente los proyectos de infraestructuras y los acuerdos de libre comercio, los sudamericanos se limitan a dar el tercer paso antes del primero”.