Brújula deportiva: Sol de América es renovado ejemplo que el descenso no es una tragedia

No hay por que tener pánico en el deporte, cuando al cabo de una mala temporada un equipo va al descenso. No representa ello como se lo pinta usualmente toda una tragedia. No significa sino una caída que si se la mide como un retroceso circunstancial, sirve más bien para corregir errores y puede resultar más que válida para tomar renovado impulso, convirtiéndose en un oxígeno renovador para las instituciones que atraviesan por esta situación. Es el caso que hoy vive Sol de América, que de una experiencia negativa hace poco más de diez meses, extrajo una más que positiva consecuencia con el feliz resultado que obtuvo en la presente campaña 2023.

En el futbol y en varios deportes colectivos, hay repetidos ejemplos de ello, aquí y en todas partes. Hasta campeones mundiales o continentales la experimentaron tanto en América como en el Viejo Mundo.

En nuestro más popular deporte, acaba de sumarse ayer uno más. Con tres fechas de anticipación, Sol de América consiguió regresar a la máxima categoría de nuestro balompié. Y no es la primera vez que lo hace.

Unite al canal de La Tribuna en Whatsapp

En otras épocas, que parecen definitivamente superadas por suerte, el caratulado como «fantasma» del descenso era una figura indeseable, a la que daba miedo enfrentar, que generaba pavor y llegó a propiciar arteras y torcidas maniobras antideportivas disfrazadas de legalidad que al abrigo de la impunidad evitaron que más de un club, cumpliera lo que los puntajes determinaban: bajar de categoría.

Hace tiempo ya, la APF estableció la obligatoriedad no de un descenso sino de dos. El hecho ha permitido romper la rutina de participantes crónicos en categorías de las que no se movían y darle más frescura y atracción a los campeonatos, con la plusvalía de otorgar a más de un descendido un impulso que los llevó de nuevo a recuperar lo temporalmente perdido y a mayores logros.

El otro extremo, el caso de clubes sube y baja que por su inestabilidad en una categoría han ganado el mote de instituciones de ascensor, también se da en este régimen que porque evidentemente son muchas mayores las ventajas que las desventajas, no existe país afiliado a la FIFA que no lo ejercite y lo propio se aplica en otros deportes de menos popularidad.

Lo de Sol este año, es un ejemplo de como deben tomar las instituciones una caída, que puede y debe ser nada mas que circunstancial. Así lo entendieron los danzarines y su regreso se hizo inmediato y ejemplar.

Antes le ha pasado lo mismo a clubes como Libertad y Nacional que después de beber la amarga copa de un alejamiento de la primera categoría, encontraron en la intermedia una suerte de nuevo trampolín que los proyectó con más fuerza a la división de élite y les permitió no solo reafianzarse en ella sino llegar a títulos. En el caso de los gumarelos, los transformó en los más vencedores del presente siglo en materia de cetros superiores y a la Academia le dio la satisfacción de convertirse siguiendo el ejemplo de Olimpia, en el único club paraguayo finalista de la máxima competencia continental de clubes, la Libertadores de América.

Al próximo que le toque descender, que no le agobie ni acompleje la situación sino que a la luz de los edificantes ejemplos arriba mencionados, recobren fuerzas para que el freno que una mala temporada (que cualquiera puede sufrir), sirva no para hundirse sino para tomar nuevo vigoroso impulso hacia metas superiores.