Mientras la tensión militar escala entre Irán e Israel, Paraguay refuerza su cercanía diplomática con el Estado israelí. La situación humanitaria y la presencia de refugiados paraguayos en zonas de conflicto también generan preocupación.
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La escalada entre Irán e Israel volvió a encender las alarmas del sistema internacional. Israel lanzó un ataque preventivo contra objetivos estratégicos iraníes, lo que desató represalias sin precedentes por parte de Irán.
Según explicó el analista Mario Paz Castaing, el propio territorio israelí sufrió impactos directos de misiles, algo poco habitual. El conflicto dejó al descubierto una guerra no solo militar, sino también económica, energética y simbólica, en la que las consecuencias ya se sienten a escala mundial.
Entre ellas, el precio del petróleo aumentó más del 10% y podría seguir escalando si Irán decide cerrar el estrecho de Ormuz, por donde pasa el 20% del crudo mundial. Más allá de la violencia en el terreno, este enfrentamiento marca un punto de inflexión con efectos imprevisibles para países lejanos al epicentro del conflicto, como Paraguay.
El trasfondo histórico y religioso de la guerra
Según explicó el politólogo Marcelo Duarte, el conflicto se fundamenta en diferencias religiosas, culturales y territoriales. La creación del Estado de Israel en 1948, en una zona próxima a Irán e Irak, fue aprobada por la ONU, pero generó un rechazo duradero por parte de varios países árabes.
Los desacuerdos por Jerusalén Este, la Franja de Gaza, Cisjordania y el estatus de los refugiados palestinos siguen sin resolverse.
Además, tanto en Irán como en Israel, las religiones no solo marcan la identidad espiritual sino también el orden social, las leyes y las costumbres. En este contexto, el conflicto no solo se expresa en ataques militares, sino también en una lucha simbólica y cultural.
Paraguay e Israel: una alianza que define posicionamientos
Paraguay mantiene una alianza histórica con Israel. Esta relación es constante desde mediados del siglo XX y se traduce en cooperación técnica, tecnológica y de defensa.
En la reciente votación del 13 de junio en la Asamblea General de la ONU, Paraguay votó en contra de una resolución que exigía un alto el fuego en Gaza y criticaba con dureza a Israel. La propuesta fue aprobada por 149 países y rechazada por solo 12, entre ellos Paraguay, Estados Unidos, Israel y Argentina.
Este voto reafirmó una postura diplomática que no es nueva, pero que en el actual contexto bélico adquiere mayor relevancia.
Juan Martens, criminólogo entrevistado por La Tribuna, advirtió que este posicionamiento compromete la neutralidad del país en un conflicto de alta complejidad. La alineación puede tener beneficios, pero también expone a Paraguay en escenarios no previstos.
Una zona vulnerable: la Triple Frontera y los límites del control estatal
La región de la Triple Frontera, compartida por Paraguay, Brasil y Argentina vuelve a estar en la mira. Según Martens, esta zona representa un punto de interés para actores internacionales, especialmente para Estados Unidos e Israel.
Ambos países consideran que allí podría haber actividad de células terroristas, aunque nunca se presentó evidencia firme.
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Lo que sí es verificable es que el Estado paraguayo no cuenta con tecnología de punta para tareas de inteligencia, escuchas o identificación de redes transnacionales. La seguridad depende en gran parte de la cooperación con otras naciones.
Si Irán o grupos aliados decidieran responder en cualquier punto sensible para Israel o sus aliados, esta zona (la Triple Frontera) podría convertirse en un blanco estratégico. La falta de capacidad de control genera vulnerabilidad ante un conflicto que, aunque distante, podría tener efectos locales.
Refugiados paraguayos en Israel: un posible frente de crisis
Paraguay también tiene ciudadanos en Israel, incluidos trabajadores, autoridades municipales y personas refugiadas. Esta población queda en situación delicada ante una escalada militar.
Consultado por La Tribuna, el analista Marcelo Duarte advirtió que, si algunos de estos paraguayos resultaran heridos o fallecidos y no hubieran recibido alertas ni asistencia para evacuarse, el Estado paraguayo enfrentaría una crisis moral y diplomática.
La responsabilidad de informar, proteger y asistir a sus ciudadanos en zonas de guerra es fundamental. No se trata solo de posicionamientos en foros internacionales, sino también de consecuencias humanas concretas para las cuales Paraguay debe estar preparado.
Además, advierte que este conflicto no se limita a objetivos militares, sino que afecta a infraestructuras energéticas y reservas estratégicas, lo que compromete la estabilidad económica global. Paraguay, al estar vinculado comercialmente al escenario internacional, no queda exento.
Paraguay eligió reforzar su alianza con Israel en un momento en que el conflicto con Irán sigue creciendo
Esta decisión, sustentada en una relación histórica, ofrece beneficios concretos pero también riesgos importantes: vulnerabilidad en la Triple Frontera, exposición internacional, posibles efectos económicos y la responsabilidad moral ante sus ciudadanos en zonas de guerra.
El país se encuentra en una encrucijada, reafirmar su alineación geopolítica o asumir una postura más flexible que le permita reducir riesgos y ampliar márgenes de maniobra.
En cualquier caso, el conflicto Irán–Israel dejó de ser una disputa lejana. Según los entrevistados, Paraguay, con su voto, con su territorio y con sus ciudadanos, ya forma parte de esta historia en desarrollo.
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