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lunes, 5 de mayo de 2025
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Disparada de precios en góndolas tensiona a la cadena hortícola

Desde el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) apuntaron que la cadena hortícola se contamina a causa de la intermediación, siendo esta la principal causa del aumento de precios de verduras y frutas, especialmente del tomate, locote, zanahoria y repollo.

Así lo sostuvo el ingeniero agrónomo Néstor Sotelo, director de Comercialización de dicha cartera estatal, al ser consultado sobre la creciente diferencia entre los valores de finca y los que se exponen al consumidor final en los supermercados.

Etapa de cosecha para productos hortícolas

Sotelo explicó a la 680 AM, que la producción nacional ya se encuentra en etapa de cosecha para varias hortalizas, entre ellas el tomate, el locote, el repollo y la zanahoria, lo que debería permitir un abaratamiento.

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Aseguró que, en finca, el tomate se vende actualmente entre 6.000 y 8.000 guaraníes el kilo, dependiendo de la calidad, y que incluso en las ferias organizadas por el Ministerio en Asunción los precios se mantienen dentro de ese rango.

Sin embargo, denunció que en supermercados los mismos productos se ofrecen al doble de ese valor, e incluso más. Mencionó un ejemplo puntual ocurrido en el barrio Sajonia, donde mientras en la feria el tomate de primera se vendía a 9.000 guaraníes, en el supermercado que se encontraba justo enfrente se ofrecía a 18.500.

El funcionario detalló que el control de precios escapa a las competencias del Ministerio, que se limita a monitorear los valores desde la finca hasta el mercado mayorista, en este caso el Mercado de Abasto.

La cadena hortícola se rompe en los intermediarios

A partir de allí, Sotelo reconoció que entra a tallar la figura del intermediario, quien carga con los gastos del traslado, el flete y otros costos logísticos.

Aun así, se mostró crítico con el nivel de recargo aplicado en ese tramo de la cadena hortícola, que muchas veces triplica el valor original, generando una distorsión que finalmente paga el consumidor y que no beneficia al productor.

El MAG insiste con las ferias agropecuarias como mecanismo directo de comercialización, donde el pequeño agricultor puede colocar su producción sin intermediarios y a un precio justo, sin afectar la misma cadena hortícola.

“Nosotros organizamos estas ferias para dar una alternativa real al consumidor y una oportunidad justa al productor”, enfatizó Sotelo.

Relató que el tomate cultivado en verano, gracias a un proyecto piloto impulsado por la institución, está teniendo éxito y permitirá ampliar la cobertura estacional de esta hortaliza, lo que debería reducir la necesidad de importación en los meses críticos.

Las ferias son alternativas para no romper la cadena hortícola

Sotelo fue tajante al señalar que el productor nacional necesita vender a un precio que le permita cubrir sus costos y seguir invirtiendo.

Mencionó que la horticultura requiere cada vez más inversión en infraestructura y tecnología, lo que vuelve inviable el sostenimiento de precios demasiado bajos en finca.

Aclaró que si el producto llega a 7.000 guaraníes en finca, y luego se revende a 14.000 en el supermercado, se considera una ganancia razonable, pero cuando el precio final supera los 18.000, ya se considera una exageración.

Baja calidad en los supermercados

Por otro lado, el funcionario reconoció también las deficiencias en la calidad del verdeo en los supermercados, como la rúcula, albahaca o acelga, observadas incluso por consumidores regulares, lo cual contrasta con la frescura de los productos ofrecidos en las ferias.

Señaló que los supermercados muchas veces exhiben productos “marchitos y en poca cantidad”, lo que refuerza el atractivo de los espacios donde el productor vende directamente al cliente final.

En este contexto, el Ministerio refuerza la realización de ferias en todo el país y busca expandir su alcance.

Sabemos quiénes son los intermediarios y proveedores que luego abastecen a los supermercados, pero no podemos interferir en ese circuito comercial”, lamentó el funcionario.

Sotelo pidió además a otras instituciones que tomen cartas en el asunto y analicen con mayor profundidad la estructura de precios, ya que muchas veces es allí donde se generan los márgenes que afectan la percepción del consumidor.

El desafío de cubrir todo el año con producción nacional

La cartera agraria identificó que entre los meses de marzo y junio se genera un vacío en la producción de tomate y otras hortalizas sensibles, lo que obliga a recurrir a la importación.

El objetivo para los próximos ciclos es llenar ese vacío mediante el apoyo al productor nacional, no sólo con asistencia técnica sino con infraestructura adecuada.

“Queremos que el productor tenga la posibilidad real de producir incluso en verano”, expresó el ingeniero Sotelo.

Al mismo tiempo, destacó que la cosecha de zanahoria ya comenzó y que se proyecta cubrir la demanda del mercado interno hasta enero del próximo año.

Hortalizas más demandadas

En cuanto al locote, informó que su precio en el mercado mayorista ronda los 9.000 guaraníes, mientras que en los supermercados alcanza los 17.000 o 18.000, reflejando la misma distorsión que afecta al tomate.

También mencionó que la cebolla y la papa, productos en su mayoría importados, presentan precios más estables, aunque la cebolla se vende en el supermercado a más de 3.200 guaraníes por kilo, pese a que su precio de finca es muy inferior.

El MAG afirma que monitorea los precios todos los días, y que sus registros muestran claramente que los aumentos más drásticos no se producen en finca ni en el Mercado de Abasto, sino en el paso final al consumidor, donde el precio se infla sin que haya una explicación clara desde la lógica de la producción.

Pequeños productores, ferias y precios justos como salida

El Ministerio de Agricultura insiste con una fórmula que considera efectiva: apoyo al productor, producción nacional sostenida y acceso directo al mercado a través de ferias.

En ese sentido, Sotelo reafirmó que proteger el ingreso del pequeño productor es la prioridad del Estado, y que la política pública se orienta a crear condiciones para que el cultivo de hortalizas no dependa de factores externos como la importación o la intermediación sin control.

El compromiso institucional, sostuvo, pasa por garantizar que el productor reciba un precio justo y que el consumidor no tenga que pagar el doble o el triple por un producto que podría comprarse a un precio mucho más bajo.

Para lograrlo, se requiere no solo organización, sino un trabajo coordinado entre sectores públicos, actores privados y sobre todo, conciencia del propio consumidor.

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