Carlos Schvartzman, formador de varias generaciones de músicos, falleció este sábado 28, luego de soportar durante varios meses una penosa enfermedad. Pionero del jazz en Paraguay, Schvartzman comenzó su carrera musical en los sesenta y se consagró principalmente en la docencia.
Un pionero del jazz
Carlos nació el 4 de noviembre de 1947. Estudió en el Colegio Internacional y también hizo estudios de arquitectura en la Universidad Nacional, pero fue la música su principal objetivo. De niño iba a la confitería Vertúa con sus padres y veía tocar al trío de Tide Smith, que solía incluí melodías de jazz en su repertorio.
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Formó grupos de música beat con sus compañeros de colegio, pero su primera agrupación musical importante fue el Combo Vocal Universitario que integraba con Anita Guillinet (mezzosoprano), Carlos (primer tenor), Luis Linchevsky (segundo tenor), Bernardo Schvartzman (barítono) y Hugo Nisembaum (bajo), a fines de los años sesenta. Interpretaban temas del nuevo cancionero latinoamericano, entre ellos ya incluían una canción de Carlos: «No me dejes caer».
En diciembre de 1970 se realiza el festival Fantástico Beat en el estadio Comuneros, en el cual el grupo Los Bárbaros obtiene el primer lugar con una canción de Schvartzman titulada «Macedonio el poeta». En ese mismo festival actúa también como invitados especiales el nuevo grupo de Schvartzman: Las Voces Nuevas, que desde mediados de año venía presentandose en festivales universitarios con éxito.
Innovación musical y presencia en escenarios
Se trataba de un quinteto vocal integrado por Francisco Brizuela, Osvaldo Erico, César Arce, Bernardo y Carlos Schvartzman que interpretaban canciones del repertorio tradicional paraguayo, pero con arreglos vocales a capella que tenían inspiración jazzística. El grupo grabó un LP en Buenos Aires que se lanzó en diciembre de 1972 y que se consagró como uno de los principales lanzamientos de la música paraguaya en la década del 70.
El grupo existió hasta mediados de dicha década y volvió a reunirse en algunas ocasiones en los años siguientes.
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Schvartzman viajó a Estados Unidos, donde amplió sus conocimientos de jazz y al volver formó varios grupos, así como se consagra como profesor. En ese entonces, interpretaba la guitarra eléctrica, instrumento que lo caracterizará hasta principios del presente siglo, luego empezará a actuar con el piano y los teclados.
Uno de sus grupos de los setenta fue el Centro de Jazz que integraba con Nelson Chagas (piano), César Burián (bajo), Malcolm Novins (batería) y Schvartzman (guitarra).
A comienzos de los ochenta, don Carlos se convierte en uno de los protagonistas del renacer de la escena jazzística con el surgimiento de los pubs y los festivales de jazz. Tocaba con Lobito Martínez, Toti Morel, Marito Rodríguez, Ángel Candia, Rolando Chaparro, entre otros.
Un legado que trasciende el escenario
No solo se consagró como profesor sino también como arreglista. A principios de los setenta viajó al festival de Viña del Mar, acompañando a Kike Krona, como arreglista y director de orquesta. También hizo arreglos para discos como «Canción de mi tiempo», de Juglares o el álbum solista de Krona. Ya en el presente siglo estuvo en el disco «Barrios hoy», de Luz María Bobadilla, de 2011.
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Participó en varias oportunidades del Festival de Jazz del Centro Cultural Paraguayo Americano presentando diferentes conformaciones de grupo o estrenando composiciones nuevas, y muchas veces con la participación del pianista Ronnie Knoller que se convirtió en un infaltable de sus propuestas artísticas.
Como docente enseñó también en el Conservatorio de Música del Instituto Municipal de Arte y en la Licenciatura en Música de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte de la Universidad Nacional.
En el álbum «Jazz en Paraguay», producido por el guitarrista José Villamayor, está incluida su composición «Polka Bebop». También Joaju Cuarteto grabó su obra «Aguas suaves» en su primer álbum.
