Hay libros que avivan la memoria, que se imponen sobre la desmemoria, y que son de obligada lectura, de verdad. Y el que lleva por título Periodismo y cultura bajo la represión stronista es uno de ellos. ¿Por qué? Porque nos recuerda acertadamente que en la historia de un país pueden existir y coexistir episodios que no deben (ni deberán) olvidarse jamás, como la dictadura de Stroessner (1954-1989) y sus consecuencias tan negativas para la libertad de expresión y la cultura.
Este libro que acabo de mencionar y que yo te recomiendo, mi querido lector, ha sido escrito por tres periodistas de reconocida trayectoria: Élida Acosta Dávalos, Rosa Palau y José María Costa, y es el resultado de una investigación que, aunque no es exhaustiva en opinión de sus autores, sí resulta un aporte informativo y divulgativo extraordinario.
El libro tiene como objetivo principal dar a conocer al público los actos de la represión stronista contra la libertad de expresión y el ejercicio del periodismo, así como contra el arte y la cultura.
El libro, además, proporciona datos muy interesantes para profesores y alumnos universitarios que deseen llevar a cabo investigaciones análogas sobre los hechos de represión y atentado contra la libertad de prensa durante la dictadura stronista.
Por otro lado, la investigación de estos tres reconocidos profesionales de la información en Paraguay contiene información muy valiosa a partir de informes de la policía, prontuarios, libros de detenidos, transcripciones sobre actos culturales o políticos, etc.
Asimismo, el libro pone de relieve la valentía de aquellas personas en la intrahistoria en un momento clave de la historia del Paraguay que se enfrentaron a riesgo de sus propias vida a los abusos de un poder omnímodo e intransigente representado por Stroessner y sus acólitos.
Entre dichas personas se encontraban periodistas, escritores, religiosos y ciudadanos anónimos que apostaron por un país libre del yugo de la dictadura y enraizado en la cultura de la libertad, la diversidad, la pluralidad, el respeto y la tolerancia democrática.
El libro comprende seis casos puntuales que sirven como ejemplos históricos claves que denuncian y exponen abiertamente la represión y la censura ejercidas contra la prensa y la cultura: (1) la clausura del Diario ABC Color; (2) el hostigamiento y la represión contra el Sindicato de Periodistas del Paraguay y sus dirigentes y asociados; (3) la prohibición de la obra teatral San Fernando, de Alcibíades González Delvalle; (4) la expulsión del país de Augusto Roa Bastos; (5) el cierre del semanario católico Comunidad; y (6) el cierre de Radio Ñandutí y sus principales voces.
El libro fue publicado por el FONDEC (Paraguay) en el año 2022 y consta, a su vez, de testimonios, anexos y una bibliografía bastante completa.
Entre los testimonios más significativos se encuentran los del escritor, periodista y académico de la Academia Paraguaya de la Lengua Española don Alcibíades González Delvalle y la periodista, escritora, actriz, directora escénica y gestora cultural doña Raquel Rojas.
En cuanto a los anexos, estos contienen los principales atentados contra la libertad de prensa y expresión en Paraguay, prontuarios, y dos leyes: la ley nº 294 y la ley nº 209, respectivamente.
Es de destacar la entrevista realizada a Alcibíades González Delvalle en la que se le pregunta, entre otras cosas, acerca de su experiencia personal como periodista y autor estigmatizado y perseguido por la dictadura, o sobre la censura de su obra teatral San Fernando impuesta en 1975 por la dictadura y paradójicamente también tras la caída de la dictadura.
Sobre la censura de su obra teatral San Fernando Alcibíades González Delvalle comentó que “(…) lo que pasó fue que el gobierno se vio retratado en el teatro. En cuanto a la prohibición que siguió a la caída de Stroessner es incomprensible. El ministro del Interior era un militar que, como todos ellos, o casi todos, tienen de López una idea muy cerrada. Recién cuando Carlos Filizzola ganó la intendencia municipal, fue posible que el elenco consiguiese un sitio donde representar la obra”.
La obra del ilustre autor paraguayo constituye la tercera pieza teatral de una trilogía que tiene como predecesoras Procesados del 70 y Elisa. Lamentablemente, San Fernando fue prohibida en el año 1975 por Leonarda Páez de Virgili y Mario Halley Mora por considerarse una obra “antilopizta” (Fuente: Portal Guaraní).
En el año 2019 la obra, que versa sobre los fusilados en San Fernando durante la Guerra de la Triple Alianza tras haber sido hallados culpables de conspirar contra el Mariscal Francisco Solano López, fue llevada a escena los días 22 y 23 de noviembre del año 2019 en la Sala García Lorca de la Manzana de la Rivera por los estudiantes del tercer año de la EMAD bajo la dirección de Teresa González Mayer y la dirección auxiliar de Carlos Ledesma.
En general, el libro Periodismo y cultura bajo la represión stronista contiene abundante material gráfico que demuestra los actos de represión llevados a cabo durante el gobierno de Stroessner y que está vinculado a informes policiales, artículos periodísticos y otros documentos.
Entre el material gráfico desplegado en el libro se encuentra una fotografía, mi querido lector, que me causó un gran impacto la primera vez que la vi. Se trata de la fotografía en la que aparece Augusto Roa Bastos en una calle de Clorinda en 1982 tras su expulsión de Paraguay por orden de Alfredo Stroessner “por sus ideas bolcheviques”.
Esa fotografía, que ya ha quedado registrada para siempre en los anales de la historia, fue tomada en su momento por el periodista de Jesús Ruiz Nestosa.
La fotografía ofrece una imagen triste y desoladora de un Roa Bastos consagrado ya como escritor a nivel nacional e internacional rumbo a Buenos Aires ese mismo año sin más posesión que dos maletas.
Su esposa e hijo pequeño lo seguirían instantes después para no despertar las sospechas de ningún pyragüe del consulado paraguayo de Clorinda o, sencillamente, de alguien interesado en desvelar el futuro paradero de Roa y su familia.
Algunos recortes de periódicos hallados en el Archivo del Terror clasificados como anexos en la policía stronista “recogen copia de dicha icónica fotografía” que ni ha de olvidarse ni perderse en los intrincados laberintos de la desmemoria.
Nunca una foto me había hecho sentir tan avergonzado de la actuación de algunos seres inhumanos, como aquellos que injustamente se asentaron en el trono (o en la cúpula) del poder omnipotente, con el fin de consagrarse como perpetuos, tiranos y sempiternos dictadores.
Por cierto, solo alguien como Roa, que vivió tan de cerca y tan de lejos el poder tiránico y déspota de la dictadura, pudo haber escrito Yo el Supremo, todo un monólogo póstumo del mito de José Gaspar Rodríguez de Francia.
Querido lector, ojalá que el libro de Élida Acosta Dávalos, Rosa Palau y José María Costa sirvan como leña candente e inflamable para avivar o encender la llama o la flama de la memoria y apagar para siempre y de una vez por todas la desmemoria histórica de muchos o de todos.
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