Desde el nacimiento del motor de combustión interna hasta el auge de los eléctricos e híbridos, la historia de la automoción refleja avances tecnológicos, desafíos ambientales y la búsqueda constante de eficiencia.
De la combustión interna a los híbridos
Los primeros motores surgieron a finales del siglo XIX con Nikolaus Otto y Karl Benz, que lograron transformar explosiones controladas en energía para mover pistones. Gasolina y diésel dominaron el transporte terrestre durante más de un siglo y, aunque mejoraron en eficiencia y emisiones, nunca lograron desprenderse de su dependencia de los combustibles fósiles.

En los años 90 aparecieron los motores híbridos, que combinaron combustión y electricidad. Vehículos como el Toyota Prius se convirtieron en referentes de esta transición, al ofrecer menor consumo y mayor autonomía, marcando un cambio en la forma de entender la movilidad.
El futuro eléctrico y las tecnologías emergentes
Con el inicio del siglo XXI, los motores eléctricos dejaron de ser marginales para convertirse en tendencia, impulsados por marcas como Tesla.
Alimentados por baterías, ofrecen aceleración inmediata, menores costos de mantenimiento y cero emisiones directas.
Al mismo tiempo, tecnologías como el hidrógeno y los combustibles sintéticos se posicionan como alternativas en desarrollo, con la promesa de autonomía, recarga rápida y neutralidad de carbono.
Hoy, los motores también incorporan inteligencia artificial, conexión digital y procesos de reciclaje en su diseño.
Sin embargo, pese a estas innovaciones, los de combustión interna —nafteros o diésel— continúan siendo los más vendidos en el mundo, mostrando que la transición hacia una movilidad más limpia aún enfrenta importantes desafíos.
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